taste | 05

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05: tira y afloja.

Aquello era un caos para Jeno. Había pasado de querer escapar del seductor ojo de la muchacha a hacer lo impensable para llevarse siquiera un comentario, y aún así nada parecía funcionar. Ella estaba enfrascada en Jaemin, y a pesar de que ese fuera el deber ser –como siempre ha sido, vaya–, no dejaba de hacerlo sentir como un perdedor. Se sentía patético, porque lo único que rondaba por su cabeza eran esos cortos minutos fogosos vividos hace pocos días, pero tal parecía que para ella no había sido relevante. Quizás, hasta ese había sido su objetivo final y ya estaba satisfecha.

Jeno no lo sabía, y se sentía frustrado por la incertidumbre.

Se sirvieron sus tragos y sin embargo se quedaron los cuatro sentados en los banquillos frente a la mesada de la cocina, ambos castaños elogiando el sabor de los tragos preparados por el pelirosa como si se tratara de una celebridad. Y ahí estaba Jeno, bufando y rogando en silencio por un poco de atención. Más que decepcionado, ya rozando el agrio enfado.

—Digamos que si tienes años mezclando todos los alcoholes posibles te vuelves realmente bueno en ello —alardeó Jaemin, recibiendo ovaciones y hasta aplausos de los otros dos.

—¡Es cierto, Renjun~! Tú seguro no lo sabes, digo, como no conoces a Minnie desde hace tanto como yo. No creo que te lo haya contado, la verdad —comenzó Miyoung fingiendo ser simpática, colgándose al brazo del chico con devoción y una mirada en realidad altanera dirigida al chino—, pero solíamos robarnos cervezas del congelador de mis padres y él las juntaba con... ¿Con qué era, Minnie?

Coca-cola —rió enternecido por el recuerdo—. Una cerveza para los dos, aparte de diluida en refresco, y aún así nos embriagábamos en quince minutos.

—Ahora aguantas horas de licor puro, eres mi campeón —halagó ella, pellizcando una de sus mejillas y llevándose dos pares de ojos disgustados en el camino –a distintas medidas.

—¡Tú no te quedas atrás! ¿Es que quieres que les cuente del verano de hace dos años? —casi amenazó Jaemin, Miyoung fingió pavor.

—¿Podemos hablar de algo que no sean sus jodidas aventuras? —consultó hastiado Renjun antes de que volvieran a sumergirse en su mundo, con una ceja alzada y la mandíbula descolocada. Verdaderamente, se veían ridículos.

—Sí, parecen una puta pareja —protestó Jeno.

Dos de ellos se sorprendieron por el brusco tono en sus palabras; voltearon a verlo con los ojos a punto de salírseles de sus cuencas y las bocas entreabiertas del impacto. El pelinegro ya estaba lo suficientemente sumido en su molestia como para preocuparse por ello, siquiera se percató de cuán celoso había sonado.

—¡Puaj! —dijo el tercero de ellos, que solo prestó atención a la semántica de la oración, empujándole el hombro con una mueca de disgusto—. No vuelvas a decir eso, Nono~, ¡qué asco!

—E-Eh... ¡sí, no digas eso! —secundó Miyoung todavía un tanto desconcertada. Por primera vez le estaba hablando directamente a él, pero a este punto Jeno solo puso los ojos en blanco y le dio un trago a su bebida.

—Auch, parece que te dolió el comentario —se burló Renjun con un mohín, recargando el mentón de su palma con el codo sobre la mesa.

Por más que le fastidiara tener que aclarar aquello justo frente a ese enano, con pesar habló entre dientes— Minnie es más hermano para mí que el propio Doyoung. Sería como incesto técnico.

Taste || Lee JenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora