taste | 14

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14: party on!

La amistad entre Jaemin y Miyoung era realmente fuerte e incondicional, además de bastante especial. Actuaban como toda una pareja, constantemente consintiendo al otro y dándole tanto cariño como les fuera posible, aunque en realidad ni siquiera se vieran como un potencial interés amoroso.

A pesar de que con los demás Miyoung fuera una chica imponente y descarada –sin pelos en la lengua–, frente a su Minnie se convertía en tan solo una masita de ternura. Como una bebita, su bebita. Y, contrario a lo que pudiera pensar Renjun o cualquier otro, no es que aquello lo finja. Simplemente era el efecto que tenía Jaemin en ella, y a ambos les encantaba.

Ellos pasaban la mayor parte de la semana juntos; a veces ni siquiera necesitaban tener algún plan concreto, solo con su compañía les era suficiente. Cada uno en su propio asunto, pero juntos. Otra veces, pasaban todo el día viendo series acurrucaditos, jugaban algo en la consola, o salían a hacer de sus travesuras.

La mejor parte de su amistad estaba en el hecho de que con sus gustos, prácticamente, eran iguales. Sus intereses, sus opiniones, sus alocadas ideas. Como dos gotas de agua, igual de rebeldes y bromistas, igual de inquietos y atrevidos.

Ciegamente leales al otro, así tuvieran que sacrificarse a sí mismos. Jaemin era quien tomaba esa idea más drásticamente, quien desde hace mucho había decidido tomarse la tarea de protegerla de todo y todos.

Por ejemplo, se sabe por el pueblo sobre el incidente de Jaemin y la piscina. Lo que no se sabe, sin embargo –puesto que se negó rotundamente a entregarla–, es que no estaba solo y quien lo retó a desnudarse fue la propia Miyoung. Quien, además, fue la de la idea de meterse al colegio en la noche y la encargada de comprar el alcohol.

También se sabe, cómo no, de la millonada de veces en las que Jaemin ha empezado una pelea innecesaria por simplemente opinar que alguien cruzaba los implícitos límites. Su Mimi era intocable, él era el único chico en su vida, y quien se arriesgara a buscar cambiar esa regla estaba en problemas.

Ahí surgía un conflicto. La primera diferencia de opiniones entre ellos dos. Miyoung absolutamente detestaba verlo sacar de contexto y exagerar cualquier mínimo acercamiento, lanzar un golpe antes de averiguar lo que en realidad ocurría; Jaemin en cambio lo sentía necesario para establecer su punto. Así, teníamos bastante seguido a un Jaemin magullado, y a una Miyoung molesta.

Muchas habían sido las veces en las que saliendo de fiesta con el mero propósito de embriagarse hasta perder la cabeza y bailar hasta no sentir los pies, en cambio han terminado en la casa del chico junto a un botiquín de primeros auxilios por culpa de tonterías tan sencillas como alguien queriendo bailar con Miyoung.

Casi como ahora, a tan solo unas pocas horas de haber iniciado la tan esperada fiesta de regreso a clases, encerrados en el baño de Xiaojun con la castaña curando su ceja ensangrentada.

—Te dije que lo ignoraras —refunfuñó Miyoung por lo bajo, realmente enfadada de tener que volver a estar en esa desagradable situación.

No había nada que le disgustara más que ver a su adoración lastimado, a sabiendas de que era presuntamente en su nombre.

—¿Y dejar que te tocara así? —él chasqueó la lengua, desviando la mirada por apenas un segundo. Sentado sobre la tapa del inodoro, tuvo que alzar la cabeza para volver a los ojos de la muchacha de pie frente a él. Suspiró al identificar la expresión que tanto conocía, que tanto había visto ese último año; ni un rastro de su bebita, solo Miyoung con el ceño fruncido.

—En verdad no sé a qué te refieres con "así", Jaemin. Él no estaba haciendo nada malo.

—Eso es lo que tú crees, Mimi, pero sus intenciones no eran buenas —refutó, reprimiendo un siseo por el ardor de la herida y la –posiblemente innecesaria– presión que ejerció la chica al seguir pasando la mota algodón bañada en alcohol.

Taste || Lee JenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora