43: una parte de mí (ii).
Miyoung aguantó el desgarrador llanto hasta que dijo la última palabra, entonces lo que comenzó con pequeños soniditos se tornó en lastimeros sollozos e imparables lágrimas. Lo había mantenido todo oculto en el fondo de su corazón, y era un alivio finalmente admitirse que sí había pasado. Que no se podía ignorar, y era un herida más grande de lo que se pudiera explicar con simples palabras.
Lloró como nunca se lo había permitido por confiar en que dejarlo atrás era lo único que hacer, elegir pretender que era fuerte y que nada la había dañado al final. Lloró por lo que creyó fueron incluso horas hasta que sintió su cabeza punzar y que se le caerían los ojos. Lloró en los brazos de Jeno cual bebé desesperado, consciente de que a veces hasta accidentalmente enterraba sus uñas en él cuando respirar se le hacía complicado.
Pero Jeno no se quejaba. Jeno la sostenía con tanto cuidado como firmeza, como si fuera una pieza valiosa. Como si fuera lo más importante del mundo, cuando Miyoung recién recordaba perfectamente el haberse sentido como nada. El haber sentido que no importaba para algo más que entregarse a Yukhei, para que hiciera con ella lo que le diera la gana.
Se encargaba de sostenerla contra su pecho mientras por su parte sentía una fuerte combinación de enojo, tristeza, impotencia. No había nada que quisiera hacer más que borrar todo el sufrimiento de la chica. Bueno, no exactamente borrarlo. Estaba consciente de que esa experiencia había contribuido de cierta manera en formar a Miyoung, en hacerla la chica de la que debía comenzar a admitir estaba enamorado.
Pero era incapaz de evitar querer meterla en una pequeñita caja de cristal de ahora en adelante, así como volver en el tiempo para alejar a ese tipo. Para ni siquiera permitirle entrar a su casa por primera vez.
Jeno sabía que por más que comprendiera su dolor un poco mejor ahora que le había contado la historia, jamás podría llegar a hacerlo del todo. No es que fuera necesario, a fin de cuentas era algo personal, mas deseaba poder entenderlo para saber qué necesitaba Miyoung de él al momento. Qué necesitaba que le dijera, qué necesitaba que hiciera.
Y como eso era imposible, aunque nervioso y algo asustado, actuó como él mismo lo creyó correcto. Quería ser la persona que pudiera ayudar al fin a Miyoung, quien la guiara para que fuera capaz de ver todo lo que valía más allá de su físico, así que haría lo necesario para serlo.
Cuando el llanto se hizo más bajo, los sollozos menos regulares, Jeno la tomó fuertemente en sus brazos y los levantó del suelo lo mejor que pudo. No fue tan difícil porque ella realmente no pesaba mucho, mas igualmente fue un movimiento algo incómodo. De todas formas, procuró que Miyoung no lo sintiera así. Por más que tuviera que hacer un mayor esfuerzo con las piernas y tener sumo cuidado con sus brazos. En ese instante, solo le importaba aliviar a Miyoung, sostenerla para que no se rompiera.
Ella se prendió a sus hombros con sus temblorosas manos y cruzó los pies tras su espalda, demasiado agotada emocionalmente como hacer algo más que dejarse llevar por Jeno. Le gustaba poder sentir sus manos seguras sobre sus muslos, el hecho de que luego llevara una a su espalda baja para sostenerla correctamente. Era extraño porque realmente se sentía como una bebé, pero en un agradable y desconocido sentido al estar siendo cuidada con tanta delicadeza.
Ni con Jaemin sentía tal nivel de tranquilidad, de estabilidad. Jeno no era solo como la fugaz euforia y la artificial aprobación que sintió con Yukhei. Jeno se sentía como estar protegida, segura, valorada; no quitaba que también sintiera emoción a su lado. En serio algo le decía que cualquier comparación sería inútil...
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Taste || Lee Jeno
FanfictionLa mejor amiga de su mejor amigo... preciosa, sensual, y, sobre todo, ciertamente prohibida. Miyoung ha sido siempre aquella belleza inalcanzable, venerada y cotizada, sin falta siendo resguardada cuidadosamente por el busca pleitos de Jaemin. Enton...