taste | 07

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07: resolución de problemas.

Los cuatro se sentaron en el comedor, y Jeno juraría que nunca había estado más mortificado en su vida. Era como si él fuera el invitado, sus padres charlaban tan amenamente con Miyoung que parecía que en realidad tuvieran una vida conociéndose.

No era como si él conversara mucho con ellos, y de cierta forma le hacía feliz que tuvieran a alguien para hacerlo porque se veían felices con ello, pero no paraba de torturarse pensando sobre lo extraño que era que justo quien estuviera ahora discutiendo intelectualmente con su padre le hubiera provocado diversas erecciones antes de escapar hasta hace menos de una semana.

El teléfono de Jeno vibró dentro del bolsillo de su pantalón y con disimulo lo sacó –sospechando que se trataba de Jaemin reclamando por la tardanza– y mantuvo debajo de la mesa, pues sus padres siempre lo regañaban cuando se distraía con el mismo mientras ellos cenaban. Frunció el ceño al ver que se trataba de un número desconocido, y se apresuró a entrar en el chat.

«¿Alguna vez has follado con tus padres en casa?», decía. Ni siquiera tuvo que voltear a ver a Miyoung para saber que se trataba de ella, quien estaba bastante tranquila charlando con su madre.

Optó por ignorar tanto el mensaje como la sangre buscando viajar a su miembro por la imagen mental que ahora tenía –o más bien volvía a tener– y devolvió su teléfono a donde pertenecía, aunque tampoco tardó mucho en volver a vibrar. Miró de soslayo a Miyoung, percatándose de que mantenía su atención falsamente en sus padres y plato, mientras con una mano debajo de la mesa tecleaba con rapidez. Ella tan solo confirmó velozmente el contenido del texto y Jeno una vez más recibió un mensaje. Soltando un pequeño gruñido, no pudo evitar revisarlos.

«Me pregunto si yo podría aguantar los gemidos en tal caso.»

«Aunque, considerando que te quiero metiéndomela a lo bestia, no creo ser capaz.»

Se ahogó con su propia saliva y tosió como un condenado, a tal punto de que su padre le tuvo que dar palmadas en la espalda y su madre le ofreció un vaso de agua preocupada, aunque regañándolo por supuestamente comer muy rápido. Le mandó una mirada de advertencia a la chica, quien le dedicó una brillante sonrisa antes de deslizar su mano hasta su pierna como bien sabía, por poco provocándole un infarto.

Estando ellos dos del lado de la mesa contrario a sus padres, no fue tan difícil que pasara desapercibido. De inmediato posó su mano encima y le dio un apretón disimulado en busca de que se retirara mientras tembloroso reía por un mal chiste de su padre; en cambio, solo consiguió que la subiera.

—Y, cielo, ¿tuviste muchas clases con Jeno el año pasado? —preguntó su madre, tomando el tazón con la ensalada para servirse un poco.

—No muchas, realmente... Pero, sí, algunas —explicó, terminando de llevar su delicada mano hasta el pene de Jeno, cubriéndolo con su palma y acunándolo en una caricia que le quitó el aliento.

—Oh, entonces es extraño que no hayamos escuchado antes sobre ti. Una joven tan encantadora debería estar presente en todas sus conversaciones —comentó la mujer con cierto tono de reproche que, de estar en otra situación, hubiera hecho que Jeno pusiera los ojos en blanco. Ahora, solo pudo bajar la mirada y enfocarla en donde Miyoung masajeaba con dedicación.

Mordió su labio adorando lo pequeña que se veía su mano, a pesar de ser tan atrevida.

—Bueno, es que en realidad no somos muy cercanos. Yo soy más amiga de-

Taste || Lee JenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora