Intento no involucrarme con esa mujer tratando de esquivarla para no herirla.
Al verla triste y desolada inmediatamente me sentí como un patán.
No puedo contenerme cuando estoy cerca de ella, tiene una esencia que me hace de olvidarme de todo. Su manera de entregarse ofreciéndome un pedazo de ella misma crea en mí la confusión.No puedo hablarle, quizás pudiera conocerme bajo esa máscara donde oculta su rostro, tampoco puedo arriesgarme a ser descubierto.
Al ver que se ha marchado me percato de que hay una nota en la mesa.
Al leerla siento varias emociones emprender una batalla dentro de mí.
Definitivamente no puedo volver a verla, si continúo con este entretenimiento acabaremos mal los dos.
Sin lugar a dudas debo mantenerme lejos de ella, de la lujuria que me atrae y acaba debilitando mis defensas ganando ella con su seducción y ese placer que me ofrece llegando a envolverme en un manto de emociones diversas y nuevas para mí.
Lo siento por ella, pero no estoy dispuesto a seguir con este juego.Nada más cambiarme de ropa y tomarme unas copas con unas amistades me marcho para mi casa.
Voy conduciendo hacia la gasolinera, cuando veo de lejos a una mujer con una larga melena negra corriendo como si le ocurriera algo malo.
La sigo para auxiliarla y cuál es mi sorpresa que se trata de Patricia.
Me quedo observándola de arriba abajo, lleva ropa de deporte puesta, jadea sofocada y agradecida por qué la haya encontrado.— Patricia ¿Qué haces por aquí a estas horas? — Pregunto observándola como se pone el cinturón con sus manos temblorosas.
— Pues resulta que hemos salido a una fiesta de unos amigos de Corina, pero resulta que Anne se ha llevado el auto porque ha conocido un chico y cuando he salido de la fiesta me di cuenta que no llevaba el bolso. Una chica me ha dejado algo de ropa porque me manché el vestido y como no sabía dónde me encontraba empecé a correr como una loca buscando algún lugar para que alguien me auxilie. Y...esa es mi historia.
— Interesante. Pero para la próxima vez no te olvides de tu bolso y tú teléfono, puedes llamarme a mí o alguien que vaya a buscarte.
— Gracias. Escucha, te puedo pedir un favorcito. — Me hace gracia cuando pone cara de niña buena.
— Claro dime, ¿En qué puedo ayudarte?
— Llévame a tú casa. Es que no tengo la tarjeta de identificación para pasar a la casa del presidente y tampoco tengo dinero. Vamos que estoy ahora mismo ilegal.
— ¿A mí casa? Imposible. — Me quedo alucinando por su petición.
— Venga ya. ¿Porqué no puedo ir a tú casa?
— Porque vivo con mi madre.
— ¿Y? Yo vivo con mis padres. Y aunque ellos están hasta los mismos de tenerme todavía en casa, yo no quiero irme aparte. ¿Con quién mejor voy a estar que con mis papis?
— Patricia, de verdad, no puedo llevarte a casa. A mi madre no le gusta que lleve mujeres a casa.
— Menudo golfo estás hecho. Bueno, como quieras, llévame hasta la casa del mismo presidente, esperaré en la calle hasta que pueda entrar.
— Llama a Corina, o a Donna.
— No sé puede molestar a ciertas horas. Son las normas.
Me lo pienso durante un momento. Nunca he llevado a casa a ninguna mujer, de hecho nunca he tenido nada serio con ninguna mujer como para llevarla ha la casa se mí madre.
Y lo peor de todo es que mi madre ya sabe sobre mis sentimientos hacia Patricia. ¿Qué dirá cuando la conozca?— De acuerdo te llevaré pero pórtate bien.
— Lo juro por las páginas amarillas. — Patricia y sus bromas.
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TUS LOCURAS, SON MI DELIRIO #PGP2021
RomancePara que quiero complicarme la vida con hombres que solo buscan lo que una quiere y cuando me da la real gana me acuesto con él. Pues no estoy yo tan ricamente bien soltera y trabajando organizando bodas a otros. Aunque ya estoy un poco hasta el moñ...