Capítulo 2

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Vaya qué extraño, ¿Cómo he podido equivocarme con la maleta?
Miro a la dueña de la maleta como camina dándome la espalda  moviendo su cabello moreno sujeto a una coleta con gracia.
No me ha gustado mucho la manera en la que me ha evitado, tan solo quería ser cortes con ella, no llevo otras intenciones.
En fin, estoy demasiado cansado de tanto viaje y mañana a primera hora tengo una reunión muy importante con mi diseñadores para sacar la nueva colección.

Me dirigía hacia la salida cuando de pronto veo de nuevo a la mujer de la maleta con otra mujer esperando alguien.
Las escucho de hablar, al parecer no vienen a Milán hacer turismo, si no a trabajar.
Sigo caminando hasta donde se encuentran ellas hablando distraídamente hasta que una de ellas clava sus ojos en mí.

Permanezco quieto esperando a mi chófer en silencio mirando al frente. De vez en cuando miro a rabillo de ojo a las dos mujeres que murmuran algo por lo bajito. Una de ellas, la castaña sigue devorándome con la mirada, pero la desconocida de la maleta me da la espalda dándome la impresión de no querer saber nada sobre hombres.
En ese momento llega mi chófer, saludo a Fredek mientras me abre la puerta.

Nada más sentarme en el auto miro hacia atrás donde aún siguen paradas las mujeres alejándome.
No lo puedo evitar y me río al recordar la excusa que me ha dado la morena para rechazarme.
Sacudo mi cabeza cerrando mis ojos poniéndome más cómodo en el asiento.

Un par de horas después, llego a mi casa donde tengo ganas de ver a mi madre. La echaba mucho de menos.
Nada más verla sentada en el jardín hablando con Luz, la ama de llaves la abrazo por detrás depositando un beso cariñoso en su mejilla.

— Oh, mi hijo al final llegas. — Cariñosamente mi madre acaricia mi rostro.

— ¿Me has extrañado? — Pregunto al mismo tiempo que me paro enfrente suya para abrazarla mejor.

— Mucho hijo. Entiendo que tú trabajo es duro, y me siento muy orgullosa por tí.

— Gracias madre. — Seguido abrazo a Luz con cariño.
Ella siempre ha trabajado en la casa y me ha cuidado desde pequeño cuando mi madre debía de salir hacer algún viaje.
La quiero mucho, como si se tratase de alguien más de mi familia.

— Tómate una taza de café mientras nos cuentas cómo te ha ido tú viaje. — Me comenta Luz ofreciéndome una taza de café.

Mientras me tomo un café, le narro un poco a mi madre y Luz mi viaje en Francia, donde tuve una reunión importante en Luxemburgo y desde allí tuve que coger el vuelo hasta Milán.
De momento el certamen de París va presentar a nuevos diseñadores y uno de ellos trabaja para mí. Espero que podamos tener suerte con el desfile, el último no fue todo un éxito que digamos.

Termino de charlar con Luz y mi madre y me dirijo hacia mi habitación donde me doy un baño y me cambio de ropa.
Tomo asiento en mi oficina improvisada en mi habitación consultando los e-mails. Entre los correos veo una invitación a la boda de la hija del presidente.
Mierda se me había olvidado. Pero que esperaba, Dante es el diseñador del vestido de su hija. Además tengo buena relación con él, es lógico que me invite a la boda.
No me apetece mucho ir a la boda para que voy a mentir.
Mis ojos van directos a una foto donde me encuentro con Clarisa en uno de nuestros viajes antes de que le dianosticaran su enfermedad.
Vuelvo al pasado para recordar el día que me casé con Clarisa.
Fue el día más importante y triste de mi vida.
No obtuve una boda por todo lo alto como hubiera deseado.
Me casé en el hospital, pero aquel día fue el mejor de todos. Ver a Clarisa vestida de novia, tan bella, hizo que aunque en mi mente estuviera la realidad de que no íbamos a compartir muchos días juntos. Su sonrisa me gritaba lo feliz que era en ese momento y para mí fue mi mayor logro y recompensa.
Pienso que no encontraré ninguna mujer que vuelva a enamorar mi triste y desolado corazón.

TUS LOCURAS, SON MI DELIRIO #PGP2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora