Capítulo 28

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Había recibido la noticia de que Patricia estaba de nuevo en el hospital.
Estaba demasiado preocupado como para prestar atención a las personas que había sentadas en la misma sala de reuniones que yo aconsejándome cómo podría salvar mi empresa.
Había invertido muchos millones en los últimos proyectos, y al parecer no estaban saliendo al mercado con el propósito que se esperaba. Las ventas habían caído, la gente no compraba ya ropa y los pedidos eran cada vez menores.
Y aún seguía sin explicarme, porqué acudían tantas personas a los desfiles para no invertir su dinero.
Aquella idea era la que me tiene al borde del precipicio.
Pero quién más preocupa en estos momentos, es mi esposa.

Nada más terminar la reunión, cancelé mi agenda y viajé hasta Turín para asegurarme que Patricia esté bien.
Había hablado con Anne para que finja ser su compañera de piso y así que estuviera cerca de ella y siguiera hablando sobre su vida y lo buenas amigas que han sido.
Pienso que sí le vamos contando cosas pudiera comenzar a recordar sin tener que afectar su salud.

Consulto mi reloj, son pasadas las diez de la noche, en el hospital no dejan pasar a las visitas debo esperarme a verla mañana.

Antes de entrar en mi apartamento, toco la puerta donde me recibe Anne.
Me invita a entrar ofreciendo me una taza de café.
Anne me pone al corriente sobre el estado de salud de Patricia y cuál fue la causa por la que la ingresaron.
Anne me asegura que Patricia está bien, pero los médicos no descartan la posibilidad de que tenga un aborto.
Debido a esta situación, su tensión sube llegando a provocar problemas para la madre y para el feto.

Me levanto del sofá nervioso, alterado, preocupado por Patricia. Anne me vuelve a repetir que está bien y los médicos la van dejar unos días más en observación.
No sé si quedarme más tranquilo o peor.
Pero hasta el día siguiente que me levanto y me preparo para ir a ver a Patricia no me quedo totalmente tranquilo.

— Buenos días Patricia. —La cara de asombro de ella  me dice la sorpresa que acabo de darle.
Tomo sus manos entre las mías luchando contra esta necesidad de querer besarla.
Ella me pregunta por mí visita, yo debo nuevamente mentirle.

— Es porque tenía que venir para hablar con un diseñador para que me dé ideas de cómo sacar adelante el próximo desfile y cuando llegué tú...— Maldición, me cuesta mucho tener que inventar argumentos innecesarios. — Anne me dijo lo que te había ocurrido.

— Gracias por venir y por preocuparte por mí. Ahora dime, ¿Cómo estás? Te veo agotado.

— Estoy bien no te preocupes. Solo necesito hablar con Urko Mandelol, el diseñador y verás como poco a poco todo se va ir solucionando.

— No sabes cuánto me alegro de que al fin todos tus problemas se vayan solucionando. Y...¿Has podido hablar con tú esposa?  — Desvío mi vista hacia otro lado soltando el aire acumulado en mis pulmones.
Exactamente no encuentro las palabras acertadas para expresarle lo mucho que necesito que todo sea como antes.

— No. Aún no he hablado con ella. — Se hace un silencio, hemos sido interrumpidos por una enfermera y un doctor.

Me salgo al pasillo para dejar que los médicos hagan su trabajo.

Fuera, hablo con Anne diciéndole por cuanto tiempo debo seguir con este teatro.
Ella guarda silencio durante unos minutos, después me aconseja de que no desista y siga haciéndolo tan bien como lo estoy haciendo.
En parte no creo que lo esté haciendo bien del todo.
Tampoco es que tenga mucho donde escoger y aún así debo seguir adelante.

Al tercer día de haber estado en el hospital, le habían dado el alta a Patricia.
Por un lado estoy feliz de poder cuidar de ella y saber que nuestro hijo pudiera perderlo me entristece la idea y más en el estado que se encuentra.

TUS LOCURAS, SON MI DELIRIO #PGP2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora