Capítulo 3

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— ¿Tú has visto que tío más arrogante, insolente y creído es ese tal Montinelli? — Me pone de mala leche el tipo ese. Se piensa que por ser un empresario con dinero puede dirigirse a mí de esa manera tan oscilante.

— Vamos a ver Paty, creo que te estás yendo por los cerros. El señor Montinelli, además de estar para comérselo enterito, es un hombre educado y yo no he visto rastro de arrogancia en su personalidad.
A mí por lo menos me ha caído muy bien. — Como no. Anne se ha fijado en él, le gusta de eso no me cabe la menor duda. No hace falta más que verla como le brillan los ojos alabando al dios Montinelli.

— Pues a mí me ha caído como el culo. No soporto a esos tíos que se creen que por tener bien físico, cuerpo trabajado en horas de gym, mirada de gato felino hambriento de sexo, vayamos a caer todas las mujeres en sus pies.

— Paty, yo creo que te estás equivocando. Alexis no es de ese tipo de hombres. Te lo puedo asegurar porque lo conozco desde hace años.

— Vale, si tú lo dice Corina te creo. Pero mi radar me funciona de lujo, hay algo que me hace sospechar de Monti. — Anne y Corina me miran alucinando. Mientras tanto, yo prefiero hablar de otra cosa que no sea Alexis Montinelli.

Al llegar Donna a la mesa nos indica lo que debemos hacer. Yo desde luego prefiero callar y aparentar obediencia por no levantarme y mandarla a la mismísima mierda.

No hemos parado en toda la semana de trabajar, y todo lo que hacemos la señora Donna nada le parece bien.
De vez en cuando miro a Corina rogándole con la mirada que hable o diga algo solo por callar a la cacatúa de su madre.

Quizás me estoy precipitando, pero mi radar me dice que esta chica no se va casar por amor, si no por conveniencia de sus padres, lanzo mi opinión a Anne la cual sigue escribiendo muestras ideas en un trozo de papel para entregarle a doña perfección en persona.

— Paty te veo distraída, ¿En qué piensas? — Anne se pone a mi lado mirando por la ventana.
Allí se encuentra Corina hablando con su prometido.
El futuro  secretario general del partido cuando abandone su padre la política le otorgará el cargo al yerno. Según he podido escuchar de las mujeres del servicio doméstico que no paran de cotillear en todo el día.

— Anne, siento pena por Corina. Mi radar mi dice al 100% que no es feliz. Solo hay que verla su mirada triste y como besa sin ganas.

— En verdad el tal Angelo está para chupa pan y moja. — Ruedo los ojos suplicando al primer santo que le dé algo de lucidez a mi amiga.

— Anne deja el chichi  tranquilo y céntrate en el trabajo. Tenemos que comenzar a debatir con Donna la decisión que hemos tomado para decorar la iglesia. Pero antes tenemos una reunión.

— Hecho. Dentro de una hora debemos de reunirnos con Dantesco Leone, para debatir sobre el escenario en el cual debemos poner las telas que él mismo nos ofrecerá.

— Vayamos entonces, aunque a mí está boda me huele a bakalao podrido. — Recojo mis cosas echando un último vistazo hacia ventana pensando en Corina.
Mi radar ha detectado como esa chica sufre en silencio por complacer a todos.

Para poder liberar a Corina de su prometido el cual le presta más atención al teléfono que ha ella, le pido que nos acompañe para hablar con Dantesco, el diseñador de su vestido y de paso que intervenga en los preparativos de su puñetera boda.

— Corina, ¿Te puedo preguntar algo? — Anne me da un pequeño golpe en la rodilla, me conoce de sobra como para saber qué no puedo cerrar mi bocaza.

— Por supuesto. Dime lo que me quieres preguntar.

— ¿Amas a Angelo? Porque no soy tonta Corina y estos días que hemos comenzado con la organización de la boda no te veo nada feliz.

TUS LOCURAS, SON MI DELIRIO #PGP2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora