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Hoy era Lunes no sé que se le ocurrió a Okuyasu pero cuando apenas me había terminado de arreglar escuché el timbre de la puerta.

- Yo abro - grité desde el segundo piso, bajé las escaleras iba a abrir la puerta pero mi madre había abierto la puerta, al acercarme miré a Okuyasu.

¿Qué hace aquí? Qué parte de no quiero que mi madre los vea no entendió.

- ___ no me habias presentado a tu amigo, es muy agradable - mi madre sonreía de manera amigable.

- Hola Yoshi - me saluda con la mano.

- Sí, pero ya se va - miré a Okuyasu con preocupación.

- ¿No quieres quedarte a desayunar? - pregunta mi madre.

- No, no quiere - tome mi maletín.

- Pero... - Okuyasu iba a decir algo.

- De hecho mamá, ya nos vamos - iba a empujar a Okuyasu para alejarnos.

- Pero no has desayunado ni siquiera probaste el café - parecía que notó que quería alejar a Okuyasu.

- No tengo hambre, adiós - me lleve a Okuyasu hasta la esquina de la calle donde no se miraba mi casa.

- ___, ¿qué te ocurre? - pregunta Okuyasu con confusión.

- Mi mamá va a creer que tengo novio y además mi abuelo es capaz de matarte si es que te llega a ver - dije soltando un suspiro de alivio.

- Perdón, no era mi intención - posa su mano en la nuca.

- Descuida, ahora acompañame a comprar algo para comer, me muero de hambre - dije comenzando a caminar.

- Pero dijiste que no tenías hambre - ¿no logró notar como lo saqué con apuro de mi casa? Es tan despistado.

- Eso dije para lograr salir - mi estómago me delata y ruge.

- Ya veo que si tienes hambre - rie.

- Ya sé, vamos a mi casa. En la mañana preparé muchos panqueques - parecía entusiasmado.

- Esta bien - caminamos a su casa la cual no estaba muy lejos estaba aproximadamente a dos calles. Al llegar me ofreció asiento a el comedor.

- Tu casa es muy grande  - Okuyasu me pasó un plato con panqueques y tenían jalea.

- Espero que te gusten, los hice yo mismo - dijo orgulloso.

- ¿Te gusta cocinar? - probé los panqueques y estaban perfectos.

- No mucho, pero yo cocino para mi y mi padre - comenta avergonzado.

- Eso es lindo - un chico que cocina es raro de ver.

- No me haz dicho que opinas - el me pasó una taza de café.

- Gracias - tome la taza - Cocinas mi bien, hasta mejor que yo - le guiñe el ojo.

- Vamos, no exageres - se sonroja.

Ambos salimos y caminamos hacia la escuela, eran las 7:45 cuando  llegábamos a la escuela, ambos decidimos ir a la azotea para hablar y esperar a que sonara el timbre

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Ambos salimos y caminamos hacia la escuela, eran las 7:45 cuando  llegábamos a la escuela, ambos decidimos ir a la azotea para hablar y esperar a que sonara el timbre.

- ¿Desde cuándo vives solo tu con tu padre? Si el tema es muy delicado no tienes que responder - ambos estábamos sentado con la espalda en la pared mientras mirábamos hacia enfrente.

- Desde hace unos meses, antes vivía con mi hermano mayor Keicho pero el falleció hace unos pocos meses - si voz  ya no tenía la misma alegría, sonaba triste.

- Yo lo siento.... No sabía - sin pensarlo lo doy un abrazo que pareció tomarlo por sorpresa ya que se quedó inmóvil unos instantes para luego reaccionar y devolver la acción.

- Eres a la primera persona que se lo digo, Josuke y Koichi ya lo sabían porque estaban ahí - parecía un poco aliviado. De alguna manera el sólo tuvo que lidiar con la pérdida.

Si soy a la primera persona, significa que me tiene la suficiente confianza. A pesar de que me contó esta situación triste yo me siento feliz, pero no por su situación si no porque me tiene confianza. Parece que realmente florece una gran amistad.

- Gracias por decírmelo- le susurre al oído.

- ¿Por qué? - pregunta confundido.

- Porque me tuviste confianza para hablar de esto - traté de no sonar tan feliz como me sentía, no quería parecer insensible. Al separarnos escuche el timbre pero yo realmente no quería ir a clases.

- Okuyasu - lo llamé, el ya estaba de pie, y me tendió la mano para levantarme.

- ¿Qué sucede? - el iba hacia la puerta.

- Espera, ¿recuerdas que no cobré mi premio por ganar? - el puso su mano en el mentón. Se miraba algo chistoso su posición para recordar.

- Ya lo recordé, ¿ya me vas a pedir el premio? - él me miraba.

- Sí, y lo que te voy a pedir es... Vamonos de pinta - dije sonriendo esperando a que aceptara.

- ¿Por qué quieres irte se pinta? - ladea su cabeza mostrando confusión.

- No lo sé, lo único que sé  es que no quiero estar aquí - dije con mis hombros levemente encogidos.

- Bien ahora hay que salir con cuidado para que nos pillen - dice mientras entrábamos al edificio.

- Que te parece si solo no hacemos ruido, todos los profesores cierran las puertas así que mientras no molestamos, no nos dirán nada - ambos caminábamos casi de puntillas

- Vamos por la salida trasera para que no nos vean - señala la salida al jardín de atrás, cerca de la cancha.

- ¿Pero y si tienen clase de deportes? - no quería ser reprendida.

- Decimos que algún maestro nos mandó - ambos caminamos hacia allá y para la buena suerte que teníamos no había nadie o els creía. Hasta que miramos a muchos alumnos dirigirse a los vestuarios.

-  Vamos a los arbustos - señalé a los arbustos que estaban detrás nuestro.

- Bien - acepta, ambos nos metemos con rapidez detrás de ellos. Sentía mi corazón acelerado por los nervios. Cuando dejamos de escuchar pasos fue cuando salimos del escondite.

- Eso estuvo cerca - solté un suspiro.

- Ahora hay que aprovechar e irnos antes de que vuelvan - el toma mi mano y me jala mientras corría haciendo que yo corriera más rápido hasta que llegamos al parque. Cuando se detuvo de golpe yo no tuve tiempo ya que venía con impulso así que terminé golpeando mi cara con su espalda.

- ¡Auch! - me quejé al separa mi cara de la espalda de Okuyasu.

- Yoshi ¿estás bien? - se voltea a verme.

- Sí, perdón por el golpe - me disculpe creyendo que lo lastime.

- No te disculpes, no me lastime - sonrie, ambos teníamos unas gotas de sudor y nuestra respiración estaba agitada. Nos quedamos ahí para calmar nuestras respiraciones.

Ahora tengo que pensar un plan de que hacer...

No me gusta él, me gustas tú [Okuyasu x Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora