Love letter || 2Shin

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No tardaron mucho en conseguir una película y las típicas palomitas que acompañaban su linda salida al cine, por lo que entrar a la sala había sido fácil al igual que encontrar dos asientos que las dejara ver la película cómodamente.

Era una película cliché con la que los adolescentes llorarían a más no poder y el final iba a ser totalmente predecible, bueno, eso a palabras de Ryujin.

Aunque la película no era de su total agrado, algo que si lo era, era la calidez de la mano ajena sobre la suya, acariciando de vez en cuando sus nudillos con su pulgar y la manera tan fina en la que lo hacia, causando un extraño sentimiento de paz.

Al final de la función, salir de la sala tomadas de la mano no hacia que la menor se pusiera nerviosa, le parecía de lo más normal salir de la mano de quien era su cita, pero la situación y el pensamiento no era lo mismo para Ryujin, quien estaba nerviosa por ese tacto, se había sentido de igual manera cuando se estaban dirigiendo al cine, pero ahora estaba más nerviosa.

-¿Le gustó la película, unnie?-Yuna pregunta al salir del cine, tomando un camino corto hacia el bus.

-Si-Mentira, no recuerda ni una sola escena, las películas románticas no le gustaban lo suficiente-¿Y a ti?

-También, mucho-Yuna le sonríe, con un sonrojo y su pequeña nariz roja, probablemente por el viento de la fría noche.

-¿Tienes frío?-Pregunta aún sabiendo la respuesta, la menor estaba temblando y no llevaba ningún suéter con ella, Ryujin lo pensó mucho pero aún así decidió quitarse el suéter que llevaba, no podía dejar que la menor sintiera frío

-Unnie, pero usted..

-Estoy bien-Ryujin le sonríe mientras le abrocha aquel suéter y le ponía el gorro para tapar sus orejas-Perfecto, ahora pon tu mano en el bolsillo y dame la otra. 

Ryujin toma la mano de la menor y la entrelaza con la suya, tratando de propinarle algo de calor humano.

Subieron al autobús que recién había llegado, a pesar de ser temprano, apenas las 7, ya estaba oscureciendo.

Ryujin había dormido mal y el sueño comenzaba a ser un problema.

Sintió la mano de su menor en su mejilla y la obligó a recostarse en su hombro, era cómodo y tenía el espacio perfecto para su cabeza.

-¿Qué haces?-Pregunta

-Puse su cabeza en mi hombro-Yuna contesta-¿Le molesta?

-Me molesta que me hables con tanto respeto, me haces sentir mucho más mayor, con que me digas unnie está demasiado bien-Ryujin sonríe, inconscientemente comienza a trazar línea imaginarias con sus dedos en la mano de Yuna.

El camino era silencioso, cómodo y ambas lo admitían.

El autobús las dejó perfectamente cerca de la casa de Yuna, por lo que caminar no era un problema.

-Yuna-Ryujin habla un poco más bajo, la presión en el pecho, aquel sentimiento de comodidad y paz en su corazón estaba haciendo ruido en su cabeza, su llamado llamó la atención de la menor quien la mira nerviosa

-¿Si?

-¿Te gusto?-Pregunta, sabe que está cerca de la casa de la más alta, por lo que en cualquier momento puede correr y saber que Yuna puede entrar a su hogar sana y salva.

-Si-La menor responde con una sonrisa nerviosa-así es, me gustas, unnie.

Ryujin se atreve a verla a los ojos, sintiéndose de un momento a otro atacada por esa mirada tan tierna e inocente.

-Que bien-Se limita a contestar.

Caminan un poco más y cuando están en la puerta del hogar de la menor, es la misma quien hace la pregunta más difícil para Ryujin.

-¿Y yo te gusto?-Pregunta notablemente nerviosa

Ryujin no sabe que contestar, no sabe realmente la respuesta y tampoco la quería encontrar en ese momento, por lo que se acerca y sus manos tocan las mejillas de la más alta, Ryujin hace un esfuerzo y levanta un poco más sus pies del suelo, colocándose de puntillas, pues los labios de la menor están más lejos de su alcance.

Yuna siente como la mayor choca sus labios con los suyos, y su nula experiencia la hacen poner nerviosa, haciéndola quedar inmóvil, aún así, trata de aceptar el beso de la mejor manera posible.

Un beso inocente y sin ningún otro tipo de intención más allá de un pequeño sentimiento que apenas nace en el corazón de ambas, un pequeño sentimiento que muchos le hacen llamar; amor.