Hurón

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— Esto si que es aburrido — susurró Melany a punto de dormirse.

— No aguantó más susurró Elena recostandose en la mesa.

— Ya va a terminar- dijo Antlia parpadeando para que no se duerma, Draco miraba al techo esperando que suene la campana. Harry y Ron jugaban   con palomitas junto a Neville y Dean.

La campana sono y todos se levantaron al instante, le parecio curioso que Draco reia mientras leia una revista.

— Espero que hayan hecho una buena cena — dijo Antlia en tono cansado.

— Yo también, espero que hayan hecho torta de chocolate — dijo Melany suspirando.

— Y un rico lomo — agrego Elena limpiandose las lágrimas imaginarias.

La tres llegaron al vestíbulo que daba al gran comedor — te llama tu novio — susurro Melany.

Antlia se giro y vio a Cedric con esa sonrisa que le gustaba.

—¿que significa el lila? — preguntó cuando ella se acercó.

— no te lo diré — respondió con burla.

Cedric hizo un puchero y ella negó —¿quieres ir a Hogsmeade? — preguntó.

— si me vas a comprar varitas de regaliz— dijo balanceándose sobre sus pies.

— lo que quieras.

— cla... — se quedo callada cuando vio que Draco molestaba a Harry y Ron — ¿por qué los odia? — preguntó.

E

n Slytherin se identifican por tener creencias sobre la pureza de la sangre, sobre las clases sociales y todo eso. Los Weasley según la mayoria de las serpientes  son traicioneros de la sangre — comentó causando un nudo en el estomago de Antlia, no entendia porque seguian con esos tontos ideales.

— Ni siquiera aciertan con su nombre, Weasley, pero no es de extrañar tratándose de un don nadie, ¿verdad? —dijo exultante. Todo el mundo escuchaba en el vestíbulo. Con un floreo de la mano, Malfoy volvió a alzar el periódico y leyó — Arnold Weasley, que hace dos años fue castigado por la posesión de un coche volador, se vio ayer envuelto en una pelea con varios guardadores de la ley muggles (llamados «policías») a propósito de ciertos contenedores de basura muy agresivos. Parece que el señor Weasley acudió raudo en ayuda de Ojoloco Moody, el anciano ex auror que abandonó el Ministerio cuando dejó de distinguir entre un apretón de manos y un intento de asesinato. No es extraño que, habiéndose personado en la muy protegida casa del señor Moody, el señor Weasley hallara que su dueño, una vez más, había hecho saltar una falsa alarma. El señor Weasley no tuvo otro remedio que modificar varias memorias antes de escapar de la policía, pero rehusó explicar a El Profeta por qué había comprometido al Ministerio en un incidente tan poco digno y con tantas posibilidades de resultar muy embarazoso.

¡Y viene una foto, Weasley!— añadió Malfoy, dándole la vuelta al periódico y levantándolo — Una foto de tus padres en la puerta de su casa... ¡bueno, si esto se puede llamar casa! Tu madre tendría que perder un poco de peso, ¿no crees?

Forever SCAMANDER 《CEDRIC DIGGORY》 TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora