clases con Moody

1.9K 115 2
                                    

◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦ ❁ ◦ ❖ ◦

El martes pasó sin grandes incidentes, a menos que se cuente como tal el que Neville dejara que se fundiera su sexto caldero en clase de Pociones. El profesor Snape, que durante el verano parecía haber acumulado rencor en cantidades nunca antes conocidas, castigó a Neville a quedarse después de clase. Al final del castigo, Neville sufría un colapso nervioso, porque el profesor Snape lo había obligado a destripar un barril de sapos cornudos.

Ya era miércoles y hoy les tocaba defensa contra las artes oscuras compartidas con Ravenclaw.

Antlia y sus amigas ingresarón al salón.

—Ya pueden guardar los libros— gruñó, caminando ruidosamente hacia la mesa y sentándose tras ella — No lo necesitarán para nada.

Algunos alumnos volvieron a meter los libros en las mochilas. Draco se removia en su asiento incómodo.

Moody sacó una lista, sacudió la cabeza para apartarse la larga mata de pelo gris del rostro, desfigurado y lleno de cicatrices, y comenzó a pronunciar los nombres, recorriendo la lista con su ojo normal mientras el ojo mágico giraba para fijarse en cada estudiante conforme respondía a su nombre.

—Bien —dijo cuando el último de la lista habia contestado «presente»— He recibido carta del profesor Lupin a propósito de esta clase. Parece que ya son bastante diestros en enfrentamientos con criaturas tenebrosas. Han estudiado los boggarts, los gorros rojos, los hinkypunks, los grindylows, los kappas y los hombres lobo, ¿no es eso?

Hubo un murmullo general de asentimiento. Algunos levantaron las manos.

— Weasley Moody señaló a al oelirrojo, aunque su ojo mágico seguía fijo en Seamus y su chicle.

Eh... — dijo , carraspeo — mi padre me ha hablado de una. Se llama maldición imperius.

— Así es —  afirmo Moody—  esta maldicion le dio muchos problemas al Ministerio.

Moody se levantó con cierta dificultad sobre sus disparejos pies, abrió el cajón de la mesa y sacó de el un tarro de cristal. Dentro correteaban tres arañas grandes y negras.

Moody metió la mano en el tarro, cogió una de las arañas y se la puso sobre la palma para que todos la pudieran ver. Luego apuntó hacia ella la varita mágica y murmuró entre dientes:

—¡Imperio! — La araña se descolgó de la mano de Moody por un fino y sedoso hilo, y empezó a balancearse de atrás adelante como si estuviera en un trapecio; luego estiró las patas hasta ponerlas rectas y rígidas, y, de un salto, se soltó del hilo y cayó sobre la mesa, donde empezó a girar en círculos. Moody volvió a apuntarle con la varita, y la araña se levantó sobre dos de las patas traseras y se puso a bailar lo que sin lugar a duda era claqué.

Todos se reían. Todos menos Moody y Antlia que miraba con preocupación a la araña.

— parece divertido, ¿verdad?—  gruñó — ¿les gustaría que hicieran eso con ustedes?

La risa dio fin casi al instante.

—Esto supone el control total — dijo Moody en voz baja, mientras la araña se hacía una bola y empezaba a rodar — Yo podría hacerla saltar por la ventana, ahogarse, colarse por la garganta de cualquiera de ustedes ...

Forever SCAMANDER 《CEDRIC DIGGORY》 TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora