— No puedo más. -susurró Lea.Hans y Ayn observaron el silencio a la rubia, quien era guiada por Beatrice mientras caminaban.
— No falta mucho, llegaremos pronto. -le dio ánimo Beatrice.
Ayn pensó unirse y darle ánimos a su amiga, pero la imagen de Beatrice girándose a observar a Rasmus para posteriormente sonreírle no le agradó para nada. Pronto, aquella inocente intención fue desplazada por una sensación de ardor que nacía desde su pecho y se expandía hasta su garganta, una sensación súbita y a la vez envolvente.
Hans, quien vio todo por casualidad, contuvo la risa que amenazaba con delatarlo.
— Quizás ya es hora de un descanso. -le comentó el rubio a Martin.- Lea debe recuperarse un poco.
— Estará mejor cuando lleguemos, si nos detenemos estaremos perdiendo tiempo. -le contestó con un tono calmado el mayor.
— Si la obligamos a esforzarse sobre sus límites volverá a desmayarse. -señaló.- y perderemos tiempo y fuerzas mientras la cargamos el resto del camino.
Martin se giró a observarlo unos segundos. Una leve sonrisa nació en sus labios antes de girarse a examinar los alrededores, estaba buscando un lugar seguro para descansar.
— Nos detendremos una vez que lleguemos al bosque, allí estaremos seguros.
— Ya no queda mucho. -señaló Simone.- dentro del bosque hay un lago, una vez que lo encontremos y caminemos un poco más allá de él estaremos próximos al búnker.
Hans le sonrió.
— Tienes una mente increíble ¿Lo sabias?
— Gracias. -le contestó con una sonrisa, se sentía halagada.
— Aún me parece irreal el hecho de que lograste memorizar un mapa completo.
— Supongo que tenía tiempo de sobra para ya estudiar. -bromeó.
—¿Como fue que lograste soportar tanto tiempo allí abajo? -preguntó realmente intrigado.
— No lo sé. -confesó.- sólo pensaba en cuidar de Rasmus.
—¿Que ocurrió con tus padres?
Simone lo observó en silencio unos segundos.
— Discúlpame, no tienes que contestar eso. No pensé en lo que diría.
— Está bien Hans. -lo tranquilizó.- No preguntaste nada malo.
— Eres reservada. -señaló el chico.- y también respetuosa con la privacidad de otros. Personalmente aprecio esas características y por lo mismo intento ser precavido con el espacio del resto.
— Eres una buena persona Hans. -señaló Simone de la nada.
Una sonrisa cálida se posó en los labios del rubio antes de que una repentina ola de vergüenza lo invadiera.
— Gracias. -fingió rascar su nariz mientras esperaba que el rubor desapareciera.
— Pensé que estabas acostumbrado que la chicas te halagaran. -lo molestó.
— No lo entiendes, el rubor es una técnica para verme más tierno. -le siguió el juego.- ¿Y de que chicas hablas? Antes de que llegaran las parejas ya estaban formadas y dudo que Ayn cuente como una chica.
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𝐅𝐨𝐫𝐞𝐬𝐤𝐞𝐥𝐭 [𝐑𝐚𝐬𝐦𝐮𝐬 𝐀𝐧𝐝𝐞𝐫𝐬𝐞𝐧]
AdventureNo acudan a mí con la verdad. No traigan el océano si me ven sediento, ni el cielo si pido por la luz; traigan mejor indicios, un poco de rocío, una partícula, así como los pájaros llevan del agua sólo gotas, y el viento una brizna de sal. - Trust...