— No dejen que me duerma -dijo con dificultad Ayn.
Todos se giraron a observar a la pelirroja. Estaba pálida y con un aspecto fatigado, su mirada se veía apagada, tenía bolsas de una tonalidad verdosa y morada, sin mencionar que sus ojos estaban comenzando a hincharse tras tanto llorar y pestañeaba con más frecuencia de la usual, luchando contra el sueño que la invadía. Su ropa, por otro lado, parecía verse a cada minuto más sucia y ensangrentada.
— Soy O (+).
—¿De qué habla? -preguntó Patrick.
— Es su tipo de sangre -respondió Jorgen mientras se concentraba en sus palabras y el suelo del bosque.
Tenían la sensación de llevar horas corriendo. El cielo y su luminosidad parecía confirmarlo.
—¿Cuánto queda? -preguntó ansioso Rasmus.
— Allí está -respondió su hermana- Vamos.
Ayn se sentía mareada y su abdomen parecía cargar una enorme y pesada roca. Todo en su interior ardía.
Por otro lado, sus manos estaban empapadas de sangre seca, pero afortunadamente la hemorragia se había detenido.— Alguien estuvo aquí -mencionó la rubia.
— Iré a ver -dijo Martin.
— Pueden seguir abajo.
— Entonces tendrán que irse.
Simone comprendía que no tenían más alternativas.
— Voy contigo.
— Jorgen -llamó Ayn- ¿Como se ve?
— Ayn... -intentó detenerla Hans.
— Quiero saber.
Si tuviese la fuerza se habría levantado o movido, pero no podía y prefería no arriesgarse.
— Dejó de sangrar -dijo el menor.
—¿Y de que color está?
— La cinta adhesiva cubre el corte y no voy a moverla hasta que sea hora de limpiarte.
La chica se veía conforme con esa respuesta. Asintió y se mantuvo en silencio, aceptando las palabras del menor.
— Ayn, abre los ojos -dijo Beatrice.
— Están abiertos.
— Estas cerrándolos, -comentó más cerca de ella- resiste un poco más.
— Estoy intentando, -arrastró las palabras- lo juro.
— Intenta con más fuerza. -la movió- ¡Ayn!
— No te duermas. -dijo Hans a su lado- Ayn, abre lo ojos.
— Hans... -susurró la pelirroja.
—¡Ayn, no! -el rubio la movió bruscamente.
La pelirroja abrió los ojos, pero no por completo.
—¡No puedes dormirte!
— Claro. -susurró- No... dormir.
—¡Ayn! -llamó Patrick- No juegues, por favor.
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𝐅𝐨𝐫𝐞𝐬𝐤𝐞𝐥𝐭 [𝐑𝐚𝐬𝐦𝐮𝐬 𝐀𝐧𝐝𝐞𝐫𝐬𝐞𝐧]
AdventureNo acudan a mí con la verdad. No traigan el océano si me ven sediento, ni el cielo si pido por la luz; traigan mejor indicios, un poco de rocío, una partícula, así como los pájaros llevan del agua sólo gotas, y el viento una brizna de sal. - Trust...