El arduo y tenso viaje había finalmente llegado a su fin. El grupo se encontraba frente a la entrada del búnker, expectantes a las acciones de Simone.
Una vez que sus huellas fueron analizadas, el lugar les dio la bienvenida y la compuerta comenzó a abrirse.
—¿Por que estas autorizada? -preguntó Martin.
—¿Eso importa? -preguntó de regreso Simone.
— Claro que si, quiero saber que información tienes.
Una vez que la puerta se abrió por completo, todos comenzaron a ingresar.
— Gracias. -dijo Lea con una sonrisa.
— De nada. -contestó con gratitud Simone ante el gesto.
Los últimos que seguían fuera eran los hermanos Andersen junto con Martin, Hans y Ayn.
— Dicen que todo es más fácil de solucionar con el estómago lleno. -comentó Simone con ánimos de aligerar el ambiente.
— Es verdad. -comentó Martin agradecido por el salvavidas.- un poco de comida suena bien.
— Podríamos cocinar algo. -le ofreció Simone a Martin en modo de tregua.
— Claro. -respondió levemente sorprendido.- no suena mal.
—¿Necesitan que hagamos algo? -preguntó Hans.
— No, nada aún. -comentó con voz calmada el mayor.- ¿Por que no van a descansar? Yo me encargaré de la cena con Simone.
— Las frazadas están en la bodega, saca lo que necesites y escoge una habitación. -comentó Simone.- te avisaremos cuando esté todo listo.
— Gracias. -comentó Hans con un destello de sonrisa sobre sus labios antes de bajar.
— Entren chicos. -indicó Martin.- fue un largo viaje.
Martin y Simone se quedaron en sus puestos mientras Ayn y Rasmus bajaban.
— Bueno, lo logramos. -comentó Martin.- bien hecho.
— Nos iremos mañana. -comentó Simone.
—¿Estas segura?
—¿Ahora te preocupan mis decisiones?
— Eres muy ingenua. -confesó el mayor.
—¿Por que dices eso? -preguntó defensivamente la rubia.
— Porque crees que el mundo es como antes, y no es así.
— No me conoces. -señaló Simone.- te vi matar a tres personas, no te atrevas a juzgarme.
— Está bien. -pareció disculparse Martin.- pero no sobrevivirán.
[...]
Ayn observaba el techo. Su mente parecía un lugar muy ruidoso en comparación al ambiente de su habitación, el cual estaba en completo silencio.
—¿Ayn? -un par de golpes en la puerta detuvieron el bombardeo mental que la aquejaba.- ¿Puedo entrar?
De todas las personas en el lugar, no pensó que Rasmus sería quién la buscaría. Intrigada, se colocó de pie para permitirle ingresar, y apenas movió la barrera que los separaba un intenso aroma a chocolate caliente inundó el ambiente.
—¿Y esto? -preguntó sorprendida.
— Pensé que te ayudaría a estar más animada.
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𝐅𝐨𝐫𝐞𝐬𝐤𝐞𝐥𝐭 [𝐑𝐚𝐬𝐦𝐮𝐬 𝐀𝐧𝐝𝐞𝐫𝐬𝐞𝐧]
AdventureNo acudan a mí con la verdad. No traigan el océano si me ven sediento, ni el cielo si pido por la luz; traigan mejor indicios, un poco de rocío, una partícula, así como los pájaros llevan del agua sólo gotas, y el viento una brizna de sal. - Trust...