XIV

1K 88 3
                                    

Ambas estaban apoyadas sobre paredes paralelas retomando el aliento.

—¿De donde salió esa mujer? -preguntó en shock Simone.

— Ni idea. -Ayn lamió sus labios antes de seguir.- Pero debemos asegurarnos de que no vuelvan a encontrarnos con la guardia baja. Eso estuvo cerca.

— Lo estuvo. -Simone colocó una de sus manos sobre su pecho para sentir el ritmo desenfrenado de su corazón.- Definitivamente el sonido de las armas es lo peor.

— Estoy de acuerdo. -exhaló audiblemente la pelirroja antes de peinar su cabello y prepararse para continuar.

Se alejó de la muralla y preparó su arma. Examinó sus alrededores mientras su mente barajaba todas las opciones que tenían entre manos.

Pero algo llamó su atención.

— Que curioso. -comentó Ayn.- a pesar de todo fuimos bendecidas con suerte.

Simone no comprendió de que hablaba su amiga hasta que siguió su vista y dio con una pequeña cuadra que tenía aproximadamente cuatro tiendas, y entre ellas había una ferretería y un negocio de antigüedades.

— Definitivamente encontraremos algo allí. -camino hasta quedar al lado de la más joven.- y no pienso irme de esta ciudad sin algo para defendernos. También me inscribiré a las clases de tiro.

— Genial. -sonrió Ayn.- entonces vamos a buscarles algo.

Examinaron el lugar de forma rápida, pero preocupando no ignorar ningún rincón. Luego de unos cuantos minutos en la ferretería, encontraron objetos que les podrían servir, como gases para encender fuego y elementos corto punzantes.

Ya con varios gramos de peso extra se dirigieron a la edificación continua, aún con la esperanza de encontrar algún arma de fuego.

— Si no encontramos un arma aquí ¿Donde más podríamos encontrar una? -preguntó Simone.

— Podríamos robarla. -respondió Ayn.

—¿A quién?

Ayn se alejó de la caja fuerte del lugar, la cual ya estaba vacía, para acercarse a su amiga. Antes de que fuese capaz de responderle, la imagen captada por sus ojos pareció detener sus latidos al instante.

Un chico yacía de pie en la vereda paralela, estaba de espaldas a ellas mientras examinaba el interior de una tienda a través del cristal. El cabello liso y rubio la hicieron viajar en el tiempo, aproximadamente 7 años, trayendo consigo recuerdos que cargaría por siempre con dolor y tristeza en el alma.

—¿Ayn? -la llamó preocupada Simone.-¿Que tienes?

Simone la movió, intentando que el estímulo la devolviera a la realidad, pero la respuesta fue nula. Solo la visión de una cuarta figura apareciendo en la escena fue capaz de despertar a la pelirroja, quien se descongeló en el momento en que la imagen de la persona recién llegada le revelase que cargaba un arma y estaba apuntando directamente hacia el chico que se encontraba a metros de ellas.

— Abajo. -susurró Ayn mientras tiraba de su amiga hacia el suelo.

—¿Crees que es la loca de los disparos? -preguntó Simone.- ¿Nos habrá seguido?

— Ni idea. -respondió Ayn.- pero si lo hizo, hasta aquí llegó.

Ayn llevó su dedo índice hasta sus labios, indicándole a Simone que debía mantener silencio, a lo cual su amiga asintió en respuesta. Ambas se arrastraron hacia la ventana para poder ver mejor, la imagen no les agradaba en absoluto.

El chico no parecía notar la presencia que amenazaba con asesinarlo. Una mujer de cabello crespo, corto y negro, con ojos negros color aceituna y una gruesa y tosca nariz sostenía una escopeta, la cual parecía cargada y lista para ser disparada.

𝐅𝐨𝐫𝐞𝐬𝐤𝐞𝐥𝐭 [𝐑𝐚𝐬𝐦𝐮𝐬 𝐀𝐧𝐝𝐞𝐫𝐬𝐞𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora