XI

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Ayn y Hans observaron con diversión al par de chicos que parecía divertirse como nunca con una pequeña bola de plástico y platos que asimilaban ser una paleta.

— Cuando me preguntaba que era lo que los tenía tan emocionados y haciendo tanto ruido por la mañana, definitivamente no me imaginaba esto. -comentó Hans para luego girarse a observar a Ayn, quien estaba sobre su espalda.- ¿Deberíamos volver a dormir?

— Suena como una buena idea. -concordó la pelirroja.- al parecer nos quedaremos aquí hoy. -la chica observó con atención a Martín, quien después de celebrar el punto ganado, se giró a observarla con una sonrisa.- ¿Podemos regresar a dormir o deberíamos ir a preparar las mochilas?

— Nos quedaremos aquí. -le guiño con cariño antes de volver su mirada hacia Patrick, quien volvía a lanzarle la pelota.- descansen y luego coman algo, o si quieren lleven comida a su habitación y coman allí.

—¿Cuanto tiempo nos quedaremos aquí? -preguntó con una grata sorpresa Hans antes de acomodar a Ayn en su espalda.

—Hasta que se nos acabe la comida. -intervino Patrick.- ¿No suena genial?

—¿Cuanto tiempo habías dicho que estuvieron Simone y Rasmus en el búnker? -le preguntó Hans a su mejor amiga.

— 6 años. -respondió de forma lenta la chica.

Una nueva y enorme ola de pensamientos inundó la mente de Ayn.
¿De verdad planeaban quedarse por tanto tiempo? ¿Como tomarían los hermanos esa nueva noticia? Habían estado casi una eternidad escondidos en el búnker anterior y realmente no creía que el nuevo plan les agradara por completo. Sin contar con que hace sólo un par de días Simone había comentado el deseo de irse, y al conocerse ambas, la rubia le había confesado que existían un par de situaciones bastante personales que debía resolver en el exterior.

—¿Ese es el nuevo plan? -preguntó dudoso el rubio.- ¿Nos quedaremos aquí unos años?

—¿Y por que no? -volvió a interrumpir Patrick.- ¿Por que no les agrada la idea? -preguntó con leve frustración el peli negro.

— Porque es una decisión que debemos tomar como grupo. -respondió Hans.- Ademas, si Simone y Rasmus lograron estar esa cantidad de tiempo allá abajo es porque supieron racionar y cuidar el lugar como se debe.

—¿Que estás intentando decir con eso? -Patrick dejó la paleta de lado para poder observarlo, esta vez más serio.

— Llevamos menos de un día aquí y el lugar ya parece un chiquero. -respondió Ayn mientras intentaba contener su mal humor ante la actitud defensiva que siempre adoptaba Patrick cuando escuchaba algo que no le agradaba.- Debemos conversar sobre lo que haremos, y les agrade o no la idea, lo que diga Simone será decisivo para determinar cuánto podremos quedarnos.

Una carcajada dejó los labios de Patrick antes de volver a concentrarse en el juego que había abandonado.

— No creó que eso sea posible. -respondió el peli negro antes de lanzar la bola.

Aquella respuesta generó una sensación desagradable en el vientre de la chica. Su instinto y años conviviendo con el chico le indicaban que aquel comentario poseía un mensaje encriptado.

—¿Esto los tenía tan emocionados? ¿Un juego? -preguntó Lea mientras entraba a la sala.

— Si hay algo que definitivamente sube mi ánimo es el hecho de que Lea dice en voz alta las cosas que pienso. -comentó Hans mientras la recibía con una sonrisa.- Aumenta mis esperanzas de que estemos predestinados. Y además es adorable ver tu rostro todas las mañanas.

Lea sonrió divertida ante los cumplidos y bromas tiernas que Hans le hacía como era de costumbre.

— También es un gusto verte hoy, Hans. -agitó su cabello.- admito que es una agradable vista esa crespa y desordenada cabellera tuya.

𝐅𝐨𝐫𝐞𝐬𝐤𝐞𝐥𝐭 [𝐑𝐚𝐬𝐦𝐮𝐬 𝐀𝐧𝐝𝐞𝐫𝐬𝐞𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora