XIII

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Mientras bromeaban, reían y jugaban, el cuarteto de jóvenes paseaba y exploraba la ciudad. No habían signos de movimiento o personas cerca, tampoco señales de lluvia, por ende la ocasión era perfecta para disfrutar el día.

—¿Es en serio? -preguntó Ayn cuando Hans y Rasmus volvían a jugar a las luchas.

Lo cierto es que ninguno de los dos había tenido un compañero para jugar de esa forma antes, pero el avance en el diálogo y la relación que nacía entre ellos se volvía cada vez más fuerte mientras interactuaban.

Rasmus y Hans serían inseparables e imparables, tanto como Simone y Ayn.

—¡Una biblioteca! -comentó emocionada Ayn.- ¿Entramos?

— No había entrado en una hace años. -sonrió igual de emocionada Simone.- vamos.

Sin esperar tomó el brazo de Ayn y tiró de ella hasta que llegaron al interior.
Ayn preparó su arma e inspeccionó el lugar, pero al igual que todo a su alrededor, estaba vacío.

— No se como sentirme al respecto, feliz porque el lugar no es un completo desastre o ofendida por la misma razón. -declaró Simone.

— Concuerdo. Y es hermoso encontrar a alguien que también lo cree.

—¿Robaremos un libro?

— Creo que el término es "llevarnos". Y si, lleva algo que quieras leer y otro que detestes. El último será ocupado para una fogata.

— Eso vuelve la elección más emocionante.

Buscaron con tranquilidad entre los estantes empolvados y los libros esparcidos en el suelo. Rasmus y Hans se escuchaban cerca, bromeando y conversando.

—¿Sigue siendo el Kamasutra popular en estos tiempos? -bromeó Simone desde el fondo de la tienda.

— Ya que no hay internet debemos suponer que este es su periodo de máxima gloria. -acotó con diversión Ayn.

— Y esa es una razón suficiente para que vengan y desordenen este lugar hasta dar con él. -Simone lo levantó alto para mostrárselo a nadie en particular.- ¿Que dices si le arruinamos el día a alguien y nos lo llevamos antes de que lo encuentren?

— Que despiadada. -fingió shock la pelirroja.- Me agrada.

—¿Que hacen señoritas? -preguntó Hans mientras entraba a la tienda acompañado con Rasmus.

— Planeamos la desgracia de un desconocido. -comentó Ayn con tono despreocupado mientras revisaba las repisas.

Ambos chicos se observaron con confusión.

—¿Planean torturar a alguien? -preguntó Hans.

— Solo a quien busque desesperadamente el Kamasutra. -replicó Simone.

—¿Que es eso? -preguntó Rasmus.

Todos se observaron con una sonrisa de diversión en su rostro antes de comenzar a reír ante la tierna inocencia del chico.

—¡No se atrevan a corromperlo! -dijo Hans.

—¿De verdad no lo habías escuchado antes, Rasmus? -preguntó asombrada Simone.

El chico negó con un rápido movimiento de cabeza, aún intrigado por lo que hablaban.

—¿Que es?

𝐅𝐨𝐫𝐞𝐬𝐤𝐞𝐥𝐭 [𝐑𝐚𝐬𝐦𝐮𝐬 𝐀𝐧𝐝𝐞𝐫𝐬𝐞𝐧]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora