El milagro del contacto con la piel de Luna pareció grabar un sendero de fuego purificador que atravesó la repulsa y la confusión que las caricias de Simón habían dejado tras él. De repente, en brazos de aquel hombre, todo lo que hasta ahora la asustaba y confundía parecía ser tan sencillo como hermoso.
Luna seguía con una mano en la de Matteo, con los dedos entrelazados, pero levantó la otra hasta el rostro masculino y recorrió las facciones fuertes y marcadas con la mano, mientras él la besaba con una pasión que borraba todo el pasado.
—Luna... no.
Matteo se echó hacia atrás, sin soltarle la mano, consciente de que estaba a punto de perder el control de sí mismo. Claro que la tentación de volver a ser el hombre que fue, poderoso, capaz, al mando y omnipotente, era demasiado fuerte. Pero no podía utilizarla para eso.
—Por favor...
Luna lo miraba y estaba temblando, y Matteo oyó la súplica en su voz.
—No necesitas esto —dijo él y, ejerciendo un férreo control sobre sí mismo, le dio la espalda pasándose una mano por los cabellos.
—Sí que lo necesito. Dios, Matteo, no sabes cuánto lo necesito. Por favor... —suplicó ella, casi sollozando.
Lo último que él quería era una relación, y mucho menos complicaciones. Quería que lo dejaran en paz con su dolor y su sufrimiento.
Pero cielos, ¡Cómo la deseaba! ¡Cómo deseaba perderse en ella!
Sigilosamente Luna se había deslizado entre las sombras y estaba delante de él. Matteo mantuvo la mirada al frente, pero a la luz de la luna podía ver el rastro plateado de las lágrimas en las mejillas femeninas.
—Te necesito.
Las palabras susurradas derribaron sus últimas defensas, y con un gemido de desesperación, Matteo la abrazó y bajó la boca hasta sus labios. Al hacerlo sintió y oyó el gemido de aliviada rendición que escapó de la garganta femenina. Matteo sentía los latidos del corazón femenino dentro del cuerpo tembloroso, y la apretó contra él, en un intento de darle calor y protección.
Ella le enmarcó la cara con las manos y después las deslizó por la nuca, acariciándole la piel y tirando de él hacia ella, intensificando el beso, hasta que él no fue más consciente que del sabor de sus labios y del cuerpo joven y esbelto bajo el camisón de seda.
La realidad desapareció y con ella los demonios de la desesperación. Sólo había oscuridad, una bendita oscuridad que acentuaba las milagrosas y potentes sensaciones que explotaban dentro de él. Separó la boca de la de Luna y enterró la cara en la fragante melena castaña.
—Si no paramos ahora mismo, no podré hacerlo —jadeó.
—Mejor —dijo ella en voz baja y fiera.
«Carnal», pensó él, a la vez que sentía cómo ella le deslizaba las manos hasta la cintura y las metía bajo la camisa para acariciarle la piel del estómago. A partir de ahí ya no pudo pensar más.
Luna sintió la estremecida exhalación de aliento en el pelo cuando empezó desabrocharle el cinturón con manos temblorosas. Ya no temblaba de frío sino de excitación. De deseo. Lo único que necesitaba era sentir las manos masculinas en la cintura, sus labios en el pelo, en el cuello, en el lóbulo de la oreja.... Estaba perdida en el beso, pero sintió cómo él le empujaba ligeramente hacia atrás cuando ella por fin desabrochó el botón de los pantalones.
Unos sonidos de notas discordantes al sentarse en el piano interrumpieron el silencio. Ahora ella le estaba arrancando los botones de la camisa, sin dejar de besarlo, mientras con las manos buscaba hambrienta el calor de su piel, y le bajaba la camisa por los hombros y los brazos, sintiendo con los dedos la firmeza de los músculos. Era enorme, y fuerte.
—Quiero verte —susurró ella.
Él la miró, pero su expresión era indescifrable. La luz de la luna le daba a la piel de su rostro un tono blanco casi fantasmagórico, como el espectro de algún heroico centurión.
—Tienes un cuerpo perfecto —murmuró ella maravillada.
Matteo no sonrió. Con una expresión de intensa concentración se acercó de nuevo a ella y sujetó con las manos el borde del camisón, tirando lentamente hacia arriba hasta que ella quedó delante de él, apoyada en el piano, completamente desnuda. Echando la cabeza hacia atrás, deslizó las manos sobre el vientre femenino.
—Tú también —dijo él.
La intensidad de la voz masculina provocó una oleada de deseo líquido en ella, que no fue nada comparado con la pasión que se apoderó de ella cuando él le tomó los senos con las manos, tendiéndola un poco más sobre el piano. Con otro acorde disonante, Matteo le separó las piernas y la atrajo hacia él.
No era Chopin. Era mil veces más dulce.
Sus bocas se encontraron, y Matteo la alzó en brazos. Interrumpiendo el beso un momento, se abrió paso entre una mesa de café y los sofás, y después la tendió delicadamente en el suelo. Luna contuvo un gemido al sentir la alfombra suave y cálida contra la piel desnuda de la espalda y se arqueó hacia arriba con la cabeza hacia atrás, para que los labios masculinos pudieran trazar un sendero húmedo por su garganta. Después le sujetó la cabeza con las manos y tiró de él, hasta que los dos estaban tendidos sobre la alfombra, devorándose con la boca, mordiéndose, saboreándose.
Esta vez la luz de la luna no penetró su intimidad. El mundo quedaba reducido a las sensaciones de la carne.
Abandonando su férreo autocontrol, Matteo se perdió en la sensación del contacto de sus manos con los cabellos femeninos, de sus labios con la garganta. Luna olía a rosas, el cálido color estival de la pureza y la belleza, y al entrar en ella fue como alcanzar el paraíso.
Luna era exquisita.
Matteo la oyó gemir y sintió sus manos clavársele en la espalda, exigiéndole más cuando ella levantó las piernas y le rodeó la cintura, colgándose de él. Después le tomó la cara con las manos y le sujetó para apoderarse de nuevo de su boca. Luna se tensó y durante un segundo se quedó completamente quieta, antes de que la sintiera estremecerse de éxtasis en sus brazos.
Era demasiado. Incapaz de contenerse, se lanzó de cabeza al placer del orgasmo, y lo hizo sin tregua, hasta que la oscuridad se convirtió en brillantes explosiones de rojo, verde y dorado.
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➵ Mucho 🔥 entre estos dos!
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Música Para Dos Corazones ➵ Adaptación Lutteo
FanficEl atractivo Matteo Balsano llevaba una vida alocada... hasta que todo cambió y se aisló del mundo. ☾ Fecha de publicación: 27.05.20 ☾ Fecha de finalización: 29.08.20 ☾ Historia adaptada. ☾ Todos los derechos y créditos reservados a su autora origi...