My Thai boyfriend, a superstar.

Capítulo XXXVII.

Saúl POV.

— Compañeros — comienzo mi discurso para la ceremonia de graduación — hoy por fin hemos concluido una de nuestras metas. Ustedes — señalo hacia los alumnos de la universidad — también lo lograrán chicos, no se preocupen — reímos un poco — Hoy es el día en el que pondremos un check en nuestra lista de metas y sueños, pero hoy también comenzamos a ponernos en marcha para alcanzar las que siguen. Aquí fue donde conocimos el verdadero significado de la amistad; incluso muchos conocimos a nuestro primer amor — sonrío hacia mis adentros recordando mi experiencia en Bangkok — pero también conocimos el significado de esfuerzo; trabajo en equipo y sobre todo, y no menos importante, el significado de la palabra paciencia. Puedo apostar que a más de uno de los presentes, les ha nacido un instinto asesino al frustrarse con los trabajos en equipo — todos comienzan a reír — por suerte nadie hizo nada más que unas cuántas palabras altisonantes, pero sobrevivimos. Muchos lloramos, maldijimos e incluso pensamos en rendirnos cuando estábamos a mitad del camino, pero gracias a nuestros profesores, que también fueron consejeros y amigos, desistimos de la idea. Es el momento de agradecerles a cada uno de ellos por su sacrificio, porque seguramente que debe ser difícil intentar transmitir conocimiento a demasiadas personas con diferentes personalidades, pero ellos nunca se rindieron, siempre estuvieron dispuestos a ayudarnos para poder llegar hasta donde hoy nos encontramos: nuestra graduación. Sin duda alguna compañeros, la Universidad ha sido una de las mejores etapas en nuestras vidas, y no solo en el ámbito académico, sino también en el personal. Aquí vivimos grandes experiencias, que seguramente nos marcarán para toda la vida, y aunque es posible que no todas sean buenas, porque, ¡vamos!, la universidad no es como nos la pintan las películas, debemos tomar lo mejor de cada una de ellas, incluso de la experiencia más horrible que hayamos vivido, porque eso nos ha llevado a ser quiénes somos actualmente. Compañeros, en verdad les deseo a cada uno de ustedes el mayor de los éxitos. Que cada uno de ustedes consigan lo que realmente quieren en la vida. Seguramente a algunos nos puede costar más trabajo que a otros, pero la idea es llegar siempre a la cima. También quisiera felicitarnos, hoy más que nunca nos merecemos una felicitación de nuestra parte, por todo nuestro esfuerzo y nuestro empeño. Mucho éxito compañeros. Que este sea el primer paso para alcanzar la felicidad que todos nos merecemos. Gracias. — Los aplausos llenan el auditorio y la gente se pone de pie.

Al fin he conseguido graduarme de la Universidad, aunque en realidad no quería. Siento como si la hubiera terminado en un simple abrir y cerrar de ojos.

Me tocó dar el discurso por haber obtenido el mejor promedio de la generación y aunque en un principio me opuse, mamá me terminó convenciendo para aceptar. Honestamente todo lo que dije, no lo escribí. Improvisé y creo que ha salido genial. 

El rector de la universidad me entrega el diploma, ya que el título se demorará un año más, nos toman una foto y lo elevo hacia el cielo provocando ahora que el auditorio se llene de vítores y silbidos. 

— ¡Muchas felicidades hijo! — dice mamá con emoción cuando bajo del escenario.

— ¡Gracias, má! — le digo emocionado y la abrazo.

— ¡Felicidades! — grita Fernando con demasiada alegría, mientras me abraza y me levanta dándome una vuelta rápida.

— Gracias, Fer — le sonrío — ya en dos años te tocará.

— Ni que lo digas — ríe — no quiero terminar la Universidad — niega con la cabeza mientras ríe.

— ¿Por qué? — pregunto confundido.

— Lo has dicho — se encoge de hombros — la Universidad está siendo la mejor etapa de mi vida hasta ahora, y no quiero que termine. 

— ¡Oh, Fer! — lo abrazo de nuevo — eso dices ahora, pero cuando estés usando la toga, verás que todo ha valido la pena.