Saúl POV.
Ha pasado una semana desde los golpes en la puerta del antro. Si bien algunos moretones han sanado, otros aún son visibles y duelen de igual forma. Lo peor fue en la mañana y al día siguiente. No quería moverme en lo absoluto, pero necesitaba hacerlo porque no quería que Bright se aburriera por completo, aunque siempre estuvo al pendiente de mí.
Las actividades en la ciudad para el Día de Muertos han comenzado ya, aunque aún faltan tres días para el primero de noviembre.
Hoy es el Desfile de Alebrijes en la ciudad. El evento comienza al medio día, así que nos hemos despertado temprano para tomar el desayuno y arreglarnos.
Es sábado y afuera hace fresco, así que tomo una sudadera de color azul oscuro y unos jeans negros con unos Converse botines blancos.
El chico tailandés decide usar un suéter gris y unos jeans azules.
— Para mí hace frío — sonríe — no estoy acostumbrado a temperaturas tan frescas.
— Entiendo — le respondo — te ves más guapo con él — le guiño un ojo y lo abrazo.
Y así es como me acuerdo que yo sufría algunos días con el calor de Bangkok. Ahí no hace frío como tal, al menos durante el año y medio que estuve, la temperatura más baja que hubo fue de unos 20° centígrados. Hoy en Ciudad de México estamos a 10° centígrados, lo que justificaría el uso del suéter.
Cuando estamos completamente arreglados salimos al garaje dónde se encuentra Martín listo para llevarnos lo más cercano posible al Ángel de la Independencia, ya que debe haber calles cerradas. Así que tendremos qué caminar unas esquinas más sobre Reforma.
Le pido de favor a Martín que pase a recogernos en aproximadamente cinco horas en el mismo punto en el que nos ha dejado.
Comenzamos a caminar y notamos que ya hay demasiada gente esperando que el desfile comience. Cuando llegamos al Ángel, Bright me toma por sorpresa y nos toma una foto con el monumento de fondo. Luego me besa y toma otra foto. Se ve extrañamente extasiado y eso me gusta.
Tomamos asiento en la orilla de la acera cuando encontramos un poco de lugar.
El chico tailandés a mi lado, saca su móvil y comienza escribir. Mientras tanto yo solo admiro a la cantidad de familias que hay reunidas en esta famosa avenida en la ciudad esperando el inicio. La emoción en los niños es demasiada que incluso te la contagian. Creo es algo que me gusta de México, que a pesar de que se adoptan festividades extranjeras como el Halloween, la gente nunca hace de lado nuestras tradiciones, por el contrario, estas siguen pasando de generación en generación y aún las respetan.
Antes de que el desfile comience le cuento un poco sobre los alebrijes a mi atractivo invitado.
Le comentó que todo comenzó con Pedro Linares quién comenzó a crear a criaturas de colores brillantes con diferentes formas en las que combinaba animales reales con otros completamente fantasiosos, todo esto, después de haberlos soñado mientras estaba enfermo y no hay dos alebrijes que sean exactamente iguales. Le digo que con el paso de los años, la gente comenzó a relacionarlo con los nahuales, que son seres que se cree, te acompañan durante toda tu vida y que cuando falleces, te protegen y te guían en el inframundo, además de que cada persona tiene uno.
Bright se asombra con el pequeño resumen que le he contado. Su emoción lo hace ver como un niño, ya que su reacción es justo como los niños que tenemos al frente de nosotros.
El desfile llega en la zona en la que estamos y podemos apreciar las variedad que hay este año.
Primero vemos pasar un alebrije con forma de camarón, en un azul turquesa con lunares amarillos. Tiene alas de murciélago en diferentes tonalidades de azul con lunares rojos y negros con una altura de unos tres metros aproximadamente o quizás más.
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My Thai boyfriend, a superstar.
RomansaSaúl, un chico mexicano de 20 años, al cual se le presenta la oportunidad de irse de intercambio a cualquier universidad de Asia del este, pero el destino y su determinación lo llevan hasta Tailandia. Comparte habitación con Bright, el chico guapo d...