Saúl POV.
Estamos en el Volvo, en camino a una tienda departamental para comprar algunos muebles para el departamento de Bright.
Han pasado cuatro meses desde que Bright llegó a México. Lo he acompañado al Instituto Nacional de Inmigración para que pueda solicitar una Residencia Permanente. Si bien aún está dentro de los 180 días que le han dado como turista, papá consideró que debía comenzar a ver su permanencia legal en el país para que también pueda trabajar sin problemas.
Por ahora, todo va bien, ya entregó la documentación necesaria y ha pagado los derechos. Solo queda esperar de uno a tres meses para que le llamen y le entreguen la residencia.
Dejo el Volvo en el estacionamiento subterráneo del centro comercial y entramos por el elevador de la tienda departamental.
Recorremos los pasillos y Bright comienza a probar camas y sofás.
Mamá y papá me han dado algo de efectivo para regalarle algunos muebles, pero me han pedido que no le diga nada. Así que, en lo que el chico sigue viendo muebles para lo que será el living de su departamento, me dirijo a un empleado de la tienda y le cuento el plan. Me entrega un lector de códigos de barras y con el aparato comienzo a seleccionar algunos cuadros, muebles y un comedor para el departamento. Todo se va a una cuenta que saldo cuando regreso con el empleado que me atendió. Le pido de favor que cuando vayan a llevar los muebles que Bright ha comprado, también lleven los yo he pagado.
Los muebles grandes serán llevados al edificio de departamentos en el que el tailandés vivirá apenas esté amueblado. Entre tanto, compramos una televisión y una base que va directamente en la pared. Compramos también algunos estantes flotantes de madera en color chocolate así como unos floreros y unos portarretratos.
Nuestra compra llena el maletero de la SUV.
Antes de llegar al edificio, paramos en una fondita a comprar algo de comida casera para tener algo para comer mientras instalamos las repisas y demás cosas que van en la pared.
Compramos dos raciones de enchiladas de mole y ahora sí nos ponemos en camino al complejo departamental ubicado en la cuarta sección de Polanco.
Aparco y le pedimos ayuda al portero para subir las cosas hasta el último piso del edificio, el cual consta de 25 plantas, cuenta con gimnasio, lobby y terraza. El departamento tiene acceso directamente con el ascensor, solo basta teclear la clave del piso y nos deja exactamente frente al recibidor.
Cuenta con tres habitaciones, así que mi tailandés tiene espacio más que suficiente para acomodar poco a poco sus cosas.
— Creo que una de las habitaciones será mi sala de música — comenta mientras dejamos las últimas cajas en el piso.
— Sería excelente — le sonrío — así podrás seguir practicando y mejorar cada vez más.
— Incluso podría ser un pequeño estudio de grabación, ¿no crees? — pregunta yendo a la cocina por un poco de agua.
— Habría que modificarle algunas cosas, pero no es imposible. ¿Qué harás con la otra habitación? — le pregunto mientras tomo el vaso con agua que me ha dado.
— Podría ser un cuarto de huéspedes — sonríe — nunca se sabrá cuando vendrá visita — se encoje de hombros — nunca pensé que viviría a media esquina del hotel en el que me hospedé a mi llegada.
— Así es la vida — le respondo y comenzamos a reír.
Después de un pequeño descanso de diez minutos, comenzamos a abrir todas las cosas que hemos comprado.
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My Thai boyfriend, a superstar.
RomanceSaúl, un chico mexicano de 20 años, al cual se le presenta la oportunidad de irse de intercambio a cualquier universidad de Asia del este, pero el destino y su determinación lo llevan hasta Tailandia. Comparte habitación con Bright, el chico guapo d...