Bright POV.
Si pensaba que las cosas en la Ciudad de México eran diferentes a Bangkok, Mérida es incluso más diferente que la misma capital del país mexicano.
El clima es cálido a comparación con la capital. Estamos a 33 grados Celsius. Un clima al que estoy acostumbrado de cierta manera, pero el calor se siente diferente. El sol arde cuando su luz toca tu piel, además de que sudas mucho. Transpiras tanto, que hemos optado por salir a caminar en playeras sin mangas. Hay una brisa cálida en esta parte de la ciudad, que ahora creo que sé como se siente la comida cuando la metes al horno.
Hacemos una parada en una sorbetería.
Tomamos asiento en una de las mesas que hay en el exterior del establecimiento, y un señor con bigote, y de complexión robusta, se acerca a nuestra mesa.
Comienza a hacer una charla alegre con nosotros en un inglés medianamente fluido. Nos pregunta si hace calor, al vernos sudar, y Saúl y yo solo nos echamos a reír. Nos ofrece sorbetes y champolas de diferentes sabores. Nunca antes había escuchado la palabra champola, así que ordeno una de una fruta llamada mamey. Entre tanto, Saúl ordena un sorbete de zapote.
El Mesero toma la orden y se retira hacia el interior del lugar.
— ¡Vaya calor el que hace hoy! — exclama Saúl sacando la lengua y echándose aire con la mano.
— Bueno — río y me encojo de hombros — estoy un tanto más acostumbrado al calor que al frío, pero sí, para ser un sitio por encima del ecuador, uno pensaría que el clima sería menos cálido. Es extraño, pero me gusta — le sonrío.
— Mañana tenemos que ir a un recorrido de zonas arqueológicas, así que tenemos qué madrugar — suspira — será interesante.
— Pero eso será mañana. Por mientras disfrutemos de mi champola, aunque no sé qué es eso, y de tu sorbete — reímos — ya después podemos seguir caminando esta hermosa avenida llena de árboles y adoquines.
Unos cinco minutos después, el mesero regresó con nuestra orden.
Saúl examina el sorbete que tiene frente a él y yo analizo el vaso de cristal que tengo frente a mí.
Con algo de duda, doy un sorbo y sonrío.
— Sabe bien — le digo a Saúl después de dar un trago — ¿gustas? — levanto el vaso y acerco el popote a su boca. — Es leche con helado — le sonrío — el sabor del helado está rico.
El chico frente a mí da un trago y saborea lentamente el líquido en su boca.
— Pues sí está rico — sonríe — pero creo que te dará sed en un rato. — sonríe con malicia.
— No creo — le respondo dando otro sorbo de mi champola.
Es una tarde bastante soleada. Así que nuestros pequeños dulces fríos, nos ayudan a mitigar un poco el calor que hay en la ciudad.
Pagamos la cuenta después de terminar nuestros postres y nos retiramos del lugar.
Caminamos con dirección al Sur hasta que llegamos a un lugar que a Saúl le ha llamado la atención.
Nos acercamos a la entrada y un chico comienza a hablar con Saúl en español.
— ¿Podría ser en inglés? — pregunta Saúl al chico frente a él.
— Por supuesto que sí — responde en inglés — sin problema. Bienvenidos. — nos sonríe.
ESTÁS LEYENDO
My Thai boyfriend, a superstar.
RomanceSaúl, un chico mexicano de 20 años, al cual se le presenta la oportunidad de irse de intercambio a cualquier universidad de Asia del este, pero el destino y su determinación lo llevan hasta Tailandia. Comparte habitación con Bright, el chico guapo d...