Capítulo XLII.

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Bright POV.

— No olviden usar protector solar — nos dice Diane cuando estamos por pasar el filtro de seguridad del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.

— Por supuesto que lo usaremos, mamá — le responde Saúl un tanto avergonzado.

— Por favor, si es necesario que lo obligues, oblígalo pero que se ponga el protector solar — me pide con una súplica falsa la madre del mexicano.

— No te preocupes, Diane. Se lo pondrá — le sonrío.

— Cuídense mucho chicos — nos dice antes de abrazarnos fuertemente.

— Se portan bien — dice Fernando mientras levanta las cejas rápidamente y comenzamos a reír.

Lamentablemente Don Leo no ha podido venir a despedirse de nosotros hasta la terminal aérea, pero sí se despidió de nosotros en casa.

Nos dirigimos a la Ciudad de Mérida, en Yucatán. Saúl ha pensado que sería grandioso pasar unos 15 días en el Sureste Mexicano. Me ha dicho que hay playas hermosas y realmente quiero descubrirlo.

Estamos a mediados del mes de noviembre, por lo que, debemos regresar a finales del mes, aunque con lo espontáneo que es Saúl, puede que nos tomemos una semana más.

He estado en México por un mes y he quedado maravillado con la cultura mexicana. La manera tan respetuosa y alegre en la que celebran el Día de Muertos, me encantó.

Llegamos casi al amanecer del 1° de noviembre. 

Fernando estaba tan ebrio que no podía ni caminar sin ayuda. Yo seguía bajo los efectos de la marihuana y Saúl parecía estar normal, a pesar de que él fumó más y bebió más. Los tres entramos riendo a la casa, como si alguien nos estuviera contando un chiste súper gracioso. 

Dejamos a Fernando en su habitación y le quitamos el disfraz para que se quedara solo en ropa interior. Aunque no quise mirar demás, los hermanos tienen un cuerpo muy similar, sólo que el de Saúl es más ancho, supongo que eso depende igual por la diferencia de edad de 4 años entre ellos. 

Saúl y yo nos dirigimos a su habitación. Me quité el maquillaje y luego el disfraz. 

Nos duchamos juntos y estábamos tan cansados que nos dormimos casi de inmediato.

Diane nos despertó como a las 8 de la mañana, lo que significaba que dormimos unas dos horas aproximadamente. En realidad, sí parecíamos zombies esa mañana, pero Fernando estaba peor. 

— ¿Qué tal la resaca, hermano? — le preguntó Saúl burlón.

— Idiota — respondió Fer mientras se frotaba las sienes — siento como si mi cabeza fuera a explotar — se quejó.

— Pero bebías el tequila como si fuera agua — dijo Saúl riéndose.

— Y no me arrepiento — respondió Fer como si estuviera orgulloso y comenzamos a reír.

Lo grandioso de la familia de Saúl, es que cuando estoy con ellos, siempre hablan en inglés, lo cual me ayuda a entender todo lo que dicen. Por esa razón, siento que igual debo esforzarme en aprender a hablar y entender el español.

Con unas cajas de madera, ayudamos a Diane a formar una especie de escalera con seis escalones, uno más pequeño que el anterior, sobre una especie de tapete tejido. 

— El altar de siete niveles — comenzó a explicar Diane.

— Pero ahí solo habrá 6 — le interrumpí confundido.

My Thai boyfriend, a superstar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora