Capítulo 16

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L U N A

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L U N A

¿Quién se despertó sola otra vez? Exacto, yo.

No sé si ponerme a llorar, estar molesta, aceptar el hecho de que Stéfano no sabe lo que quiere o simplemente no sacar conclusiones anticipadas y esperar a que me dé una explicación aunque es más que probable que eso no suceda.

Son las siete de la mañana, entro a trabajar en una hora así que no me queda más que levantarme y bañarme, intentando no pensar en nada. En cuanto salgo de la ducha escucho mi teléfono sonar, pienso que puede ser Stéfano así que me envuelvo en una toalla y salgo rápido, mojando el piso con los pies.

Una completa ilusa, porque no, no era él. Era Thiago, el chico al que le terminé hace un tiempo y que me ha estado ignorando mucho en el trabajo.

Thiago – hace un minuto

¿Puedo pasar por ti? Necesito hablarte de algo.

Luna – en línea

No estoy de humor, mejor no. Te veo en el colegio.

Thiago – en línea

Lo siento, no estés molesta.

Lo dejo en visto, de verdad no estoy de humor para dramas y escenitas, si quiere decirme algo que me lo diga en el trabajo donde nos vemos todos los días y finge que no existo.

Alcanzo justo a ponerme la ropa interior cuando alguien entra a la habitación sin golpear, esta vez sí es él y trae una bandeja con el desayuno para los dos.

—¡Lo siento! —murmura acelerado volteándose en cuanto ve que no tengo ropa— Quería llegar antes de que despiertes, pero no había pan integral y a ti no te gusta el blanco así que tuve que ir a comprar y se me hizo tarde.

Tan lindo, mi mal humor desapareció en solo un instante.

—Pensé que te esconderías otra vez —confieso acercándome para abrazarlo desde atrás—, y ya no necesitas voltearte mientras me cambio.

—No exactamente, que nos hayamos besado no significa que estás de acuerdo con que te vea desnuda, son cosas diferentes.

Su aclaración me hace sonreír, no hay dudas de quién fue que lo educó, me atrevería a decir que casi no existen chicos como él.

—Estoy de acuerdo, Stéfano, con que me veas, con que me toques, con que me beses... —Deja la bandeja sobre el escritorio y se da la vuelta pasando sus manos frías por mi cintura desnuda— Ahora sí, buenos días.

—Buenos días, bonita —corresponde mi saludo con una sonrisa muy tierna seguida de un dulce beso que se alarga un poco de más.

—¿Y si falto al trabajo y me besas todo el día? —propongo sin separarme mucho y volviendo a besarlo de inmediato.

Por una mirada [PR #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora