Capítulo 18

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S T É F A N O

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S T É F A N O


Luna solo dijo que ella no me lo puede explicar, que vaya por ella y en cuanto logre que venga conmigo hablaremos los tres.

—¿Hablar de qué? Eso sería muy incómodo, ya te dije que no es nada serio, no entiendo nada —protesto en cuanto me empuja a bajar del auto.

—No le digas que soy tu novia, solo tráela aquí, por favor.

Si no fuera por lo confuso de la situación, hubiera saltado de la alegría por escucharla decir que es mi novia.

—Pero necesito decirle, nos comportábamos de una forma que ya no quiero, tengo que explicarle.

—Explícale sin mencionarme, necesito que me deje ayudarla, y si lo sabe no me dejará.

Bueno, mejor la traigo y veo qué sucede, porque no estoy entendiendo nada.

Mientras camino hacia la casa pienso en cómo mierda voy a explicar todo, pero no se me ocurre nada así que dejaré todo a la improvisación; espero que sea ella quien me abra la puerta, de otra forma sería muy incómodo.

Sin dudas la suerte no está conmigo, porque quien la abre es su hermanito Martín, el mismo al que amenacé un par de veces.

—¿Qué haces aquí? —pregunta en voz muy baja cerrando la puerta detrás de sí.

—Busco a tu hermana...

—La meterás en problemas —me interrumpe—. Mejor vete, la verás luego en el colegio.

Me señala el camino de regreso invitándome a marcharme, voy a hacerlo pero escucho su voz venir de adentro, acercándose a la puerta.

—¿Quién es?

¿Qué está pasando aquí? ¿Será que sus padres son sobreprotectores?

—Yo —respondo sin dudar, buscando que salga de la casa al escucharme.

Consigo mi cometido, pero no se ve muy feliz de verme aquí. Se ve mal, cansada, triste, como si hubiera llorado mucho.

—Le dije que se vaya, vuelve adentro —ordena Martín, pero ella lo ignora.

—Está bien, no te preocupes. Déjanos hablar, entraré en un minuto.

El chico entra a la casa de muy mala gana, dejándonos solos en una muy tensa situación, al menos para mí.

—Hola... —saluda tímidamente como si estuviera avergonzada— Lamento por no atender las llamadas, tuve un... asunto.

Se acerca para besarme y en un muy incómodo movimiento, corro mi rostro para ponerle la mejilla.

—¿Estás molesto? —cuestiona ladeando la cabeza— Lo siento, sé que soy rara, ojalá te lo pudiera explicar... No es que no te contesto porque no me importas, ni siquiera tengo mi teléfono ahora y...

Por una mirada [PR #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora