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—Sabes, creo que no es tan importante —Dijo el de orbes multiformes al salir del taxi junto a Cross.
El menor se quedó pensativo al escuchar las palabras de Ink.
En cierta parte, sentía que tenía razón, por lo que se quedó callado durante todo al camino hacia la entrada de su hogar.
—¿No vas a decir algo? —Preguntó el más bajo una vez puso su mano sobre el pomo de su puerta y la abrió.
—Ehm, no, creo que estás en lo correcto —Aclaró ingresando a casa, seguido del contrario.
—¡Tenemos todo el tiempo del mundo! —Exclamó abrazando a su ahora esposo por la espalda— ¿Verdad?
—Sí, aunque no sé... —En el fondo todavía dudaba.
—Además hay que enfocarnos en otras cosas, por ejemplo, dónde vamos a vivir, cómo será nuestras vidas y...
—Pero no te parece que es extraño, la mayoría...
—Hablemos eso otro día —Se apresuró en cambiar de tema, podía notar por el rostro ajeno que se estaba preocupándose de más— Vamos de una vez a cambiarnos para dormir, estoy tan cansado ¿Tú no?
—No pude conciliar mucho el sueño anoche, así que ahí tienes la respuesta.
—¡Entonces qué esperamos!
—Uh, podrías empezar por soltarme.
—No exageres, solo camina, imagina que no estoy aquí.
—Pides algo imposible —Dijo cuando sintió como Ink lo estrujaba con más fuerza.
—Bueno, bueno —Puso sus manos sobre los hombros del menor y se acercó lo suficiente para ser escuchado— Vamos, te sigo.
Los dos se dirigieron a la habitación de Cross riéndose de sus tonterías de recién casados.
—Ah, te voy a prestar ropa —Caminó hasta su cómoda y abrió un cajón de abajo.
—Dame la de siempre, esa que tiene estampados.
—Está bien —Continuó buscando aunque pronto tuvo al contrario encima suyo.
—No, mejor sorpréndeme.
—Mejor te daré cualquier cosa, toma.
—Oh, de acuerdo, voy al baño a cambiarme —Agarró lo que le fue dado y se dio la vuelta para salir del cuarto.
Cuando Cross se quedó solo, buscó su piyama para luego sentarse en su cama.
A partir de este día, ya no sería solo él, desde ahora contaba con Ink.
Se preguntaba si podría acostumbrarse.
Cuando se graduó de la universidad, se excluyó de todas las personas que conocía, después de que supieran la mayoría sobre su infidelidad, y huyó a otro lugar, uno donde fuera un completo extraño para los demás, uno donde podría empezar de nuevo, esta vez sin errores.
Pensó que podría borrar lo que había hecho, que solo sería una mancha en su vida, la cual olvidaría con el pasar del tiempo.
Sin embargo, siempre estaría ahí, aquel sentimiento, el de la culpa, que no lo dejaría vivir.
"¿¡Por qué, Cross!? ¡Te odio! ¡Te odio! ¿Por qué me hiciste eso a mí? Pensé... que me amabas"
—¿Ey, sigues ahí, Cross?
¿En serio merecía ser feliz?
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Ser el primer amor •●Crink●•
أدب الهواةDecepcionados de lo que el amor les brindó a cada uno en su tiempo, ellos piensan que lo suyo quizás está condenado a fracasar. No esperan mucho de ellos mismos, pero... ¿deberían aunque sea intentarlo?