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Cuando por fin el avión aterrizó en tierra firme, Ink pudo respirar tranquilo, nunca antes pensó extrañar tanto el suelo que siempre pisó en toda su monótona vida.

—¿Te encuentras mejor? —Preguntó el menor una vez salieron del aeropuerto.

—Sí, aunque quiero ya llegar al hotel, mis piernas aún me siguen temblando.

—Entonces no estás bien —Dijo poniendo su mano sobre el hombro del contrario, todo su cuerpo estaba temblando.

—No, no, en realidad estoy emocionado —Confesó con una sonrisa en su rostro— Aunque al mismo tiempo algo nervioso, creo que en cualquier momento voy a explotar.

—Hey, tranquilo, que acabamos de llegar.

—Ah, es de noche —Dijo alzando su mirada— ¿Lo has notado?

—Ven, vamos a pedir un taxi de una vez —Tomó la mano del mayor que andaba demasiado distraído con su alrededor, ya le estaba preocupando.

En el camino hacia el hotel, Cross notó que el de orbes multiformes se veía extraño, se cuestionaba qué era lo que le pasaba, de cierta forma pensaba que tenía un poco la culpa.

Sus inseguridades siempre debían arruinar todo, incluso ahora.

Los minutos pasaron volando y por fin llegaron a su destino.

El monocromático pagó el taxi para luego entrar al edificio acompañado de un curioso Ink.

Cross se acercó a la recepcionista mientras el contrario investigaba el interior.

Pronto una máquina expendedora llamó la atención del más bajo.

—Nuestro habitación es la 102, está en el décimo piso —Comentó poniéndose al lado del contrario— ¿Quieres algo?

—Sí.

—¿Cuál? —Preguntó aliviado, el mayor se veía más feliz.

—Éste, éste, éste...

Ink señaló lo que deseaba con su falange.

—Ah, también éste.

—¿Estás seguro de que quieres todo eso?

—Tenemos suficiente dinero ¿No?

—Supongo —Dijo encogiéndose de hombros.

Cuando terminaron de comprar, se subieron al ascensor.

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—¿Te ayudó con las maletas?

El más alto asintió y se apresuró en abrir la puerta.

—El mar se puede ver desde aquí.

Ya adentro, Ink caminó hasta quedar en frente de un ventanal.

—Sí... —No le gustaba romper el buen ambiente pero lo tenía que hacer—¿Podemos hablar?

Con solo escuchar esas palabras el contrario se tensó, sus movimientos se volvieron rígidos, tenía miedo de voltearse.

—Eh, claro... —Su mente era un caos, además no dejaba de temblar como gelatina, por favor, ni que mantenerse calmado sea mucho pedir al mundo.

—En el avión he estado pensando mucho y llegué a la conclusión de que soy un idiota ¿Me perdonas?

—¿Qué? —Preguntó confundido— ¿Por qué dices eso?

—Después de nuestra boda, no sé por qué, pero vinieron pensamientos que tuve alguna vez años atrás, esos que me atormentaban día y noche, que ni siquiera me dejaban vivir, sucumbí ante ellos y creí cada palabra.

Con paso lento, Cross se acercó al contrario y lo abrazó, no tardó en ser correspondido.

—Me olvide de todo el tiempo en que intente superar lo que hice, de las personas que confiaron en mí, me olvide de ti, de los buenos momentos que pase contigo, de tu ayuda y apoyo, del perdón de Nightmare, de nuestra boda, me olvide de todo eso y solo recordé lo malo, mis malas decisiones y cómo herí a los que quería... 

—Odio tanto no saber qué decirte —Murmuró apegándose más al monocromático, si pudiera hacer algo para aliviar al menor, entonces lo haría aunque fuera complicado.

—Ink, me basta con que me escuches —Sonrió por lo tierno que sonó el mencionado.

—Uhmm... ¿En serio?

—Sí... —Poco a poco se separó del abrazo— De ahora en adelante, ya no voy a arrepentirme de mis antiguas acciones, el pasado queda en el pasado, adiós a las cadenas que arrastre por años, yo... quiero ser feliz a tu lado ¿Puedo, verdad?

—¿Por qué me preguntas eso? —Cuestionó sujetando los brazos de su esposo— ¿Te has olvidado del anillo que tienes puesto? Y sobre eso de... Hasta que la muerte nos separe, en las buenas y en las malas, en la riqueza... y no sé qué más.

—¿No prestaste mucha atención, no?

—Era muy incómodo que todos nos vieran y...

—¿Qué?

—¡Casémonos de nuevo, pero esta vez solos, sin nadie, solo nosotros!

—¿Okey?

—¡Y diremos lo que nos dé la gana! Por ejemplo... Yo, Ink Comyet, prometo darle todo el chocolate que desee mi querido ahora esposo Cross y estar junto a él aunque el mundo se esté cayendo a pedazos.

—Ah, pues yo... Yo, Cross "Joku", juró evitar que hagas un desastre cada vez que dejes volar tu imaginación a lo loco e intentare con muchas fuerzas aprender de ti y tu gran don de poder combinar el color de la ropa.

—¿Y cómo vas a llamarme a partir de ahora? ¿Amor, cariño?

—No sé —Dijo tomando las manos del más bajo— ¿Qué te parece si te digo futura madre de mis hijos?

—¿Qué tonterías dices? No sirvo para ser madre, tú quizás puedas hacerlo mejor que yo.

—Pftt... ¿Me lo dices en serio?

No pararon de reír como unos idiotas luego de eso.

Sería una genial Luna de Miel, después de todo.

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El final se cerca.

Ahora sí lo digo en serio....

Créanme, porfas :(

Ser el primer amor •●Crink●•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora