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Era sábado y habían salido casi a la misma hora del trabajo, así que decidieron almorzar en un restaurante que estuviera cerca.

El ambiente era tranquilo mientras comían, sin embargo, Cross le inquietaba que hayan dejado el tema que hablaron el domingo en el olvido, como si nunca hubiera existido o sido mencionado.

—¿Por cuánto tiempo vamos a estar evadiendo lo que pasa?

—¿Qué pasa?

—Ya lo sabes, Ink, lo que d...

—Lo dije sin pensar.

—Pero lo dijiste.

—Los dos sabemos que aún es muy pronto, recién hace unos meses nos casamos y eso, no podemos tener un hijo por mero capricho mío, estoy bien como estamos, solo nosotros, tú y yo.

Ink siguió comiendo y Cross hizo lo mismo.

El monocromático todavía dudaba, aunque si el contrario decía que todo estaba bien, entonces debía creerle.

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—Voy a comprar algo de leche, ya no hay en la casa.

—De acuerdo, no te demores mucho.

El de bufanda marrón se dio la vuelta para caminar hacia dirección opuesta de su hogar, no le importaría ir a comprar un poco lejos, necesitaba despejar su mente.

Este deseo inexplicable de tener un bebé en sus brazos era pasajero, en cualquier momento iba a desaparecer, solo tenía que esperar.

Quizás podrían empezar por una mascota y luego...

—No, no, no, deja eso de una vez, Ink —Soltó un suspiro y llevó sus manos de manera disimulada a su vientre.

Supongo que siempre estaría ahí, esta presión en el pecho al recordar lo que pudo ser, mas no lo fue.

Sacó de su bolsillo su celular para marcar un número.

—Hey, Error... ¿Tienes tiempo ahora?

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Ser el primer amor •●Crink●•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora