Ser el primer amor •●Crink●•

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Han pasado seis largos meses y no sabía nada de Ink.

Con cada día que pasaba caían más gotas de lluvia y el sol casi no era visible pues lo tapaban las nubes, el ambiente era triste con tal clima.

Salió afuera por un rato, si eso lo hacía despertar entonces valdría la pena.

Desde semanas no lograba conciliar el sueño, aquello perjudicaba su labor en los deberes que tenía en su trabajo, una que otra vez tenía un regaño por parte de un compañero.

Oh...

En verdad repudiaba estar de esta manera ahora.

¿Por qué estaba así?

¿Quizás por qué lo rechazaron?

A pesar de que no tuvo tiempo para decir algo que... valiera la pena para el de orbes multiformes.

Todo el tiempo que estuvo con Ink fueron espléndidos y sabiendo que ya no podría estar de nuevo con él, entonces habría atesorado más esos momentos.

—¡Ahh, por qué debe ser tan difícil esto! —Maldijo en voz alta su situación actual.

¿Debería hacer algo?

¿Pero que podría hacer?

Espera.

¿Por qué tendría que hacer algo?

Ni siquiera estaba seguro de sus propios sentimientos, ya le hicieron una mala pasada hace tiempo, no deseaba a cometer otra equivocación, no quería dañar a nadie.

Realmente estaba inseguro de sus acciones.

Dejar todo como esta o actuar...

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⌜Hoy⌝

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Ink ¿Podemos hablar?

6:00pm ✓✓

Tengo cosas que hacer, no tengo tiempo, lo siento.

6:58pm ✓✓

◣――――――――◢

Soltó un hondo suspiro y dejó caer su celular a un lado de su cama donde estaba recostado.

Más o menos una hora pensando que contestar, y termina escribiendo eso. Ni siquiera era cierto que estaba ocupado, a la próxima inventaría una excusa mejor.

Desganado se levantó de la cama y fue por un vaso de limonada.

 El sabor del limón combinado con el azúcar lo revivía de algún modo.

Se dirigía a su habitación para volver a su terrible estado de muerto viviente pero dio mal paso y el vaso se cayó.

—Rayos...

Por desgracia la limonada llegó a expandirse rápidamente por el suelo y llegó hasta una pequeña caja forrada con papel de regalo.

—Supongo que tendré que hacer algo contigo... —Agarró el objeto con sus dos manos y lo mantuvo pegado a su cuerpo por unos minutos, terminó sentándose en el piso con la caja en brazos.

Con la mirada perdida se quedó viendo los trozos de vidrio regados, el tiempo avanzaba y apretaba más lo que tenía abrazado en su pecho.

—Me pregunto si todavía te gusta dibujar...

De forma lenta se recostó en el piso y poco a poco sus cuencas iban cerrándose.

Solo tenía que descansar un ratito, luego iría a entregar el regalo para...

—¿¡Espera, qué hora es!?

Espantado por lo tarde que podría ser, decidió que de una vez entregaría lo que tenía pendiente.

Puedes ser que al final si pase por la casa de Cross y hable con él.

No servía nada evadir el problema.

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