Ser el primer amor •●Crink●•

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El miércoles decidieron ir al centro de la ciudad, pues ya se acercaba el cumpleaños de Paper Jam y aún no habían encontrado un regalo, seguro había más chance de encontrarlo en esa zona.

Fueron de un lado para otro, vieron una variedad de ropa y objetos curiosos.

—Mira, mira, Cross —El mencionado volteó para ver al de bufanda— Es una lámpara de lava, quizás puede ser esto el regalo perfecto ¿Y sabes por qué?

—¿Ink, es en serio? —Preguntó al darse cuenta de lo que decía el contrario.

—Porque me recuerda mucho a Paper Jam —Empezó a reírse sin control al lado del monocromático.

—Ajá, qué gracioso eres.

—¡Debes admitir que sí se parecen! —Exclamó mostrándole lo que tenía en manos.

—Okey, tienes razón —Soltó una pequeña risa, a pesar de que el humor del mayor era realmente malo.

Al final compraron la dichosa lámpara de lava.

—¿No le vas a regalar eso, verdad?

—Eh... ¿no?

—Vayamos a ver más cosas por si acaso —Sugirió aunque no muy seguro a dónde ir— ¿El perro todavía es una opción como regalo?

—Lo pensé y mejor no, pobre perrito, tener que soportar a alguien como Paper, ni siquiera soy capaz de imaginar cómo sería.

—¿Qué tal un gato?

—Hay que ahorrarle el sufrimiento a los pobres animales, podrían por casualidad ingerir algo de pintura y morir, oh...

—De acuerdo, entonces ningún ser vivo.

—¿Ni una planta...? Uhm, no, podría echarle agua con pintura u olvidarse de cuidarla.

—¿Por qué imaginamos las peores situaciones?

—Uh, no tengo idea, pero es mejor prevenir cualquier tragedia.

—Me está afectando pasar tiempo contigo.

—Estamos casados, así que es inevitable.

Cross rodó sus cuencas para después acelerar el paso.

—Hey, espérame.

El día pasó volando y cuando menos se dieron cuenta, el sol ya se estaba ocultando en el horizonte.

—Hoy fue un buen día...

Ink entendió que no debía darle tantas vueltas al asunto del regalo, por lo que eligió algo que talvez el azabache necesitaba y ya.

—Acabó de recordar una cosa, tu cumpleaños también es en octubre.

—Ah, pues sí ¿Y?

—¿Cómo que y? Vamos a cenar ese día a algún lugar especial.

—Me gusta la idea ¿A dónde exactamente?

—Todavía no lo sé, pero estaré buscando.

—Está bien —Se quedó en silencio por un segundo— ¿En mi cumpleaños, nosotros...?

—¿Acaso lo has olvidado?

Ese día ellos se conocieron.

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Solo faltan dos capítulos para que esta historia terminé y voy a cambiar de portada para ese entonces.

Fin del informe.