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Emma se encontraba en el Tequila esperando a que Emilio llegara para poder hablar de ese supuesto trabajo, ya había tardado media hora. Se estaba desesperando pero aguantaría un poco más. A la genio no se le había ocurrido mandarle mensaje para saber qué era de él, simplemente estaba ahí sentada en un bordillo del estacionamiento para ver aquella camioneta roja.
Hablando de eso, se vió llegar al lugar, Emilio se estacionó y se acercó a la chica para saludarla.

-No vienes con nadie cierto?

-No, vengo sola

-Súbete, te llevaré para que veas el porqué tengo dinero, y para que consiga el suyo también, tiene que chingarle

-Lo se, nada es gratis en la vida

-Exacto, por eso mismo le digo

Al percatarse de hasta donde era aquel lugar, se quedó algo en shock, más, trato de calmarse para no dar sospecha de algo; el sitio estaba por mar abierto al norte de la ciudad. El camino fue tranquilo, Emilio le platicaba ciertas cosas del negocio que estaba haciendo y cómo había hecho para que un grupo de mexicanos se viniera acá. Tenía planes de venganza a alguien, más no decía a quién, eso inquietaba a Emma un poco, pero no dio importancia para quedarse más tranquila.

Emilio le contó que eso iba dedicado a su difunto hermano Pablito, en venganza a su "injusta muerta" según él. Por lo que le contaba, sonaba a un sujeto, un hombre.

Veinticinco minutos después, llegaron a esa pequeña playa, si es que se le puede llamar así. Ahí, se encontraba una lancha negra, que Emilio alegaba que era suya y ahí tenía todo lo necesario para comenzar. Le fue diciendo poco a poco cómo iba el negocio y cuánto ganaría por cierta cantidad de droga vendida. Por cada 100, serían serían 50k en total, pero lo que se le daría por el trabajo serían 30k. Lo que estaba bien para comenzar, y también comentó que eso iba a subir de poco en poco dependiendo de cómo fuese la cosa.

En ese momento fue cuando Emilio abrió el maletero de la lancha y se vió un cargamento de droga pura, estaba lleno. Incluso llevaba armas ahí, sacó una y se la entregó a la chica para que la viese.
Esta estaba sorprendida por aquello, ese dichoso amigo buena gente que tenían Gustabo y Horacio, resultaba ser un narcotraficante.
Ya que le había mostrado eso, le quitó las cosas y las guardó en su lugar, cerrando el maletero. De ahí la volteó a ver.

-Te apuntas o qué verga?

-Estoy dentro

-Solo una cosa más - Se acercó lentamente para acariciar su mejilla. Emma lo alejó lo más rápido que pudo

-¿¡Eso qué coño fue!? - La volvió a acariciar de la mejilla mientras la agarraba con fuerza de la cintura.

-Aww, no me digas que el novio te pega... oh mi error! El asesino de mi puto hermano - Se alejó y sacó una pistola, le estaba apuntando - No soy un idiota, te me hacías familiar y claro, tú eres agente, en algún momento te logré ver, pero el día que quedamos con los chicos no pude mucha atención... pero... cuando me quedé pensando dije; coño! Si esa es parte de la policía de mierda - La miró de arriba a abajo con asco - Y no me equivoqué, ¿o si?

-Tampoco me equivoqué entonces, no eres tan gilipollas como pensaba

-Hey! Cuidado con esa boca, que aquí mismo te disparo y te vas junto con Pablito, al lado de la sirenita

-¿Entonces qué esperas que haga?

-No te muevas, será fácil si te portas bien, será difícil si te portas mal, que por cierto, nadie sabe dónde estás o si?

Let's Fuckin' Go • Superintendente Jack ConwayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora