Día 10

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En la habitación.

Edward cansado y asqueado de la sensación de la arena en su piel, se retiró de la masculinidad de Jacob y a este último lo cargo en sus brazos y haciendo uso de su velocidad vampirica subió hasta la cabaña y se dirigió con el joven lobo que reía y emocionaba por poder por fin sentir la velocidad de Edward en su máximo esplendor.

Pero no todo fue lo idóneo se sorprendió cuando fue lanzado a la cama y de la nada fue tirado sobre el colchón de la habitación en donde no tuvo ni la más mínima oportunidad de protestar o preguntar sobre lo que pasaba porque sus pezones fueron vilmente atacados por las frías manos de Edward, que extrañamente le brindaba placer ser tocado en esa zona.

Simultáneamente Edward también se estaba emocionando el contraste de su fría temperatura con la caliente de Jacob le daba a su masculinidad descargas de energía que poco a poco llevaban a Edward a la pérdida de su auto control.

Y siendo honestos Jacob no se lo ponía fácil a Jacob, su masculinidad le daba descargas cada vez que este miraba la masculinidad opuesta y más cuando se fijaba en el trabajado cuerpo y el precioso color de Jacob era una belleza para sus ojos y sus oídos no se quedaban atrás también eran profanados por los gemidos incesantes que Jacob le daba por atenderlo.

Si tan solo ese lobito supiera cuan loco lo volvía escucharlo y verlo aun no entendía el porque estaba tan enamorado de Jacob.

Dejando sus molestos e incesantes pensamientos que no venían ni al más mínimo caso, decidió dejar por fin libres los pezones de Jacob y se dedicó a darle más prioridad a verle y admirarlo. Pero no todo le salió como él quería terminó siendo acostado en la cama y era ahora cuando Edward ya no conocía ni su nombre ni sus pensamientos, nada conocía ya y se preguntarán porque.

La respuesta era sencilla Jacob profanaba su entrada de la manera mas satisfactoria jamás creada en donde no sólo Edward sentía placer, Jacob también estaba satisfecho y muy a gusto en el interior de Edward.

El cuarto o habitación en la que se encontraban ya olía a sexo y sudor de ambos hombres, también se escuchaba el golpe de las estoncadas profundas y certeras que Jacob le brindaba a Edward volvía locos a los dos, mas sin embargo sus olores corporales y el aroma del viento y de la noche entraba en sus fosas nasales invitandolos a seguir esa excelente velada que no parecía tener fin alguno. De el mar, a la arena y de la arena a la habitación en donde sus olores y la sensación de el colchón y de sentirse complemento, los invadía en esas cuatro paredes de la habitación en donde su noche no hacía nada más que empezar y no sólo su noche, si no también su división y por consiguiente su frenética actividad en esa habitación sólo era el comienzo de mucho, pero mucho placer para ambos.

El final de la noche en el siguiente día...

30 Días Con Edward Y Jacob.  ( + 18 ) (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora