Catch 07.00

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Fue hasta la puerta y caminó por el suelo de mármol hasta las escaleras.  Bajó los escalones y fue hasta la cocina.  De repente había recuperado las fuerzas e hizo una tortilla de queso enorme porque tenía hambre. Hizo una ensalada y tostó algo de pan. En una bandeja subió la cena a la habitación y dejó la bandeja sobre la cama. Sentado en la cama cogió la cerveza que le había
llevado.

—Nena, esa bandeja pesa mucho. ¿Te has hecho daño en la mano?

—No —respondió, aunque era mentira.

Jongin la cogió por la muñeca cortándole el aliento.
—No vuelvas a mentirme.

—¡Vale! ¡Pues me he hecho daño, pero me he hecho más daño al apretar los puños cuando me hacías esas cosas!

Jongin asintió.
—Muy bien. A cenar.
—A cenar —dijo en voz baja con burla dándole el plato.

—______, cielo. Si quieres provocarme…

—¡No! —exclamó porque no se veía capaz de repetir la tortura esa noche— A cenar, a cenar…

Jongin reprimió la risa cortando la tortilla.
—Sobre los cuchillos… ¿Tengo que esconderlos?

—¿Y cómo voy a cortar el pan?
—Muy graciosa.
—Gracias.
—Si vuelves a intentar atacarme con un cuchillo, no saldrás de la cama en una semana. ¿Me has entendido?

—Pero si te mato…
—Si me matas, irás a la cárcel.
—No, porque  me  has secuestrado.
—¿Y cómo piensas demostrar eso?
—Pues… es obvio.
—¿De verdad? Tu ADN está por toda la casa. Algo raro en un secuestro y no digamos en esta cama. —______ se sonrojó intensamente. —Además yo soy  Kim Jongin y como dijiste ayer, puedo tener a quien quiera. ¿Para qué secuestrar a alguien? Más bien dirían que fuiste mi amante y no soportarse el rechazo.

—Algo increíble teniendo en cuenta que tú eres el rechazado.

—Cuando me gritabas que te follara, no decías eso, nena.

Gruñó metiéndose un buen pedazo de tortilla en la boca. Más le valía estar callada porque si no volvería a atarla a la cama

—¿Quién ha entrado en…? —Al ver que la miraba fríamente preguntó — ¿No me importa?

—No. No te importa y jamás entres en el despacho. ¿Me has entendido?

—Sí. ¡No estoy sorda y tengo un nivel intelectual bastante aceptable, así que no hace falta que me hables como a esas estúpidas con las que sales!

—¿Y tú cómo sabes con quien salgo?

—Tú también eres la comidilla de la empresa y… —Abrió los ojos como platos. —¡Ahora lo entiendo! — Furiosa se levantó de la cama saliendo de la habitación a toda prisa.

—¡______, ven aquí!

—¡Qué te den! —gritó desde la escalera. Llevó el plato hasta la cocina y se sentó en la mesa para seguir cenando.

Él  apareció  dos  segundos después. —¡A qué viene esto! —Le ignoró como si no existiera y siguió cenando.

—¡______,  te  estás comportando como una niña!

Terminó su tortilla y se levantó para llevar el plato al fregadero antes de ir a la escalera y empezar a bajar.
—¿Qué rayos te pasa?

Cuando llegó a su habitación, se tumbó dándole la espalda sintiendo que estaba de los nervios.
—¡Me estás cabreando!

Se sentó de golpe.

—Fue por eso, ¿verdad? Te jodió que te ignorara en la reunión de contabilidad. ¡El gran  Kim Jongin está acostumbrado a que las mujeres se desmayen a su paso! — Al ver que entrecerraba los ojos supo que tenía razón. —¡No podías soportar que una que trabajaba para ti, no babeara al verte! ¿Qué ocurrió? ¿Que te vi en la discoteca y pasé de ti? ¡Estaba claro que te interesaba porque de otra manera no me hubieras espiado en la oficina!

—¡No te espié!

—¡Sí que lo hiciste! ¡La vulgar ______, que viste como una zorra y que está deseando encontrar el amor con cualquiera de la oficina, no había mirado al gran dios y eso te sacó de tus casillas! —Sus ojos se llenaron de lágrimas. —Y como no te hice caso, me secuestraste porque tú no te podías rebajar a hablar conmigo normalmente.  ¡No, el gran jefe no se rebaja!

—¡Exacto! —gritó dando un paso hacia ella robándole el aliento. —¡Como has dicho, buscabas el amor con cualquiera de la oficina! ¡No tienes clase! ¡Vistes como una zorra y vas pidiendo guerra por donde pasas! ¿Y quieres saber por qué? ¡Porque estabas desesperada por encontrar lo que yo te he dado! —gritó furioso—. ¡No sabías lo que estaba pasando y no podía tolerar durante más tiempo que alguien hablara de ti!

—¿Y a ti qué mierda te importa?  —gritó furiosa.

—¡Me importa! —A ______ le saltó el corazón en su pecho y Jongin se pasó la mano por su cabello en un gesto nervioso. —Cuando termine contigo, te darás cuenta de lo que quiero decir.

—¿Y para qué? ¿Qué ganas tú con esto? —preguntó en voz baja.

—¡No gano nada! —Salió de la habitación dando un portazo y ______ se la quedó mirando un buen rato sin comprender nada.

Durante unos minutos pensó en lo que acababa de pasar. Estaba claro que le había llamado la atención su poco interés por él y eso había dañado su orgullo, pero había algo más detrás que no llegaba a comprender.
Él quería que cambiara y no entendía la razón. Cada uno podía llevar la vida que le daba la gana.
¿Y qué si no era feliz? ¿Y qué si casi no se hablaba con su madre porque no soportaba a su nueva familia? ¿Y qué si quería ligar con todos los que se encontraba?
Él era su jefe y su trabajo lo cumplía eficientemente. Lo que hiciera en su vida privada, era problema suyo.

Se tumbó en la cama tapándose con el edredón. Estaba claro que no podía estar enamorado de ella porque despreciaba su manera de ser. Además,  no se conocían.

Gimió tapándose la cara porque ella empezaba a sentir cosas por él que la estaban tomando por sorpresa.

Que hubiera sabido lo que ella necesitaba a nivel sexual, la asustaba y la excitaba a partes iguales. Con él todo era un vaivén de emociones que nunca había experimentado en la vida. Llegaba a asustarla muchísimo y a excitarla de una manera que nunca hubiera pensado que podía experimentar. Y le daba la sensación de que como siguiera en esa casa mucho tiempo, iba a tener que echarla a patadas porque estaría enamorada hasta las trancas.

Catch - KJIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora