Catch 10.02

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Cuando se levantó al día siguiente todavía estaba enfadada. Le vio entrar en la cocina con su pantalón de deporte.
—Buenos días, nena.

—Buenos días. —Le miró de reojo sin saber qué hacer.

—______, ¿qué te dije ayer?

Sonrió acercándose a él.
— Buenos días. —Le abrazó por el cuello besando sus labios suavemente y Jongin la cogió por la cintura elevándola para sentarla sobre la encimera de granito. Le abrió las piernas bruscamente y ______ gritó en su boca cuando entró ella con fuerza. Jongin apartó su boca para mirarla a los ojos embistiéndola una y otra vez hasta que la tensión de su cuerpo se hizo insoportable.

—Córrete,  nena. Quiero ver cómo te corres. —Pero ella apretó las uñas en su cuello necesitando más. Jongin aceleró el ritmo y la cogió por la nuca con fuerza antes de apretar uno de sus pezones entre sus dedos. ______ gritó estremeciéndose entre sus brazos sin poder evitarlo.  Todavía sin recuperarse, él la besó en los labios rápidamente y se alejó. —Voy a hacer ejercicio.

Sobre la encimera, todavía intentaba  recuperarse  cuando  él desapareció. Bueno, punto uno. Debía darle los buenos días, eso estaba claro.  Encantada cortó algo de fruta y cuando él subió estaba leyendo el periódico.
—¿De dónde lo has sacado?

—Estaba delante de la puerta.

—¿Has abierto la puerta? — Parpadeó sorprendido.

—No. He abierto la ventana. He salido y he entrado. —Bebió de la taza de café.

—¿Qué ventana? —preguntó muy serio cogiéndola de la muñeca.

—La del salón que da al jardín.

—Enséñamela.

—Jongin, ¿qué pasa?

—¡Enséñame  la  ventana,  ______!

—Bien… —Molesta fue hasta el salón con él detrás y le enseñó la ventana al lado de la chimenea. —¿Ves?  ¡No he roto nada! Sólo la he abierto y he salido.

—¿Cómo sabías que tenías que salir por aquí para que no sonara la alarma?

—Porque estaba abierta ayer por la tarde. Cuando bajé al salón para arreglarlo, estaba abierta.

Jongin apretó los labios y tocó una especie de cable que estaba suelto en la ventana. De hecho, parecía cortado.

—¿Ocurre algo?
—Sube a mi habitación y no te muevas de allí.
—Pero…
—¡Ahora!

Fue hasta la cocina y cogió una taza de café con la fruta y un plato de cereales. Cuando él llegó dijo

—¡Tengo hambre! —Lo puso todo en una bandeja y pasó a su lado empezando a subir las escaleras enfadada. —¡No he hecho nada!

—¡Lo hablaremos después!

—¡Tú  nunca  hablas!  ¡Sólo ordenas! —Entró en la habitación dando un portazo.  Se sentó en la cama a comer su desayuno maldiciendo por lo bajo qué habría hecho ahora. Aunque lo sabía de sobra. No debía haber salido de casa.  Cuando volviera, le iba a poner el culo como un tomate.  Se pasó allí sentada tres horas según el reloj de Jongin que había sacado de un cajón del aparador. La decoración  era  bonita.  Fusionaba muebles antiguos con otros modernos como la cama. El cabecero de cuero marrón era una maravilla y se dio cuenta que tenía el mismo tapizado que los sofás del salón. Lo único que ella pondría era algún cuadro porque no había ninguno. De hecho, tampoco había una sola fotografía y le pareció extraño.  Todo el mundo tenía alguna fotografía de su familia, pero ahora que lo pensaba ella no había visto ninguna en toda la casa.  Reviso todo lo que le dio la gana, pues oía ruidos en el piso de abajo y supo que Jongin estaría ocupado.  Entonces empezó a preocuparse porque no había ningún recuerdo personal por ningún sitio. Una entrada de cine o una carta o postal. Todo estaba pulcramente colocado, pero no había nada personal en aquella habitación. ______ tenía los cajones llenos de tonterías que nunca se decidía a tirar, pero estaba claro que él no se apegaba a nada. Hizo una mueca al ver en el primer cajón de la mesilla una caja extra grande de condones que estaba casi vacía. Cerró el cajón lentamente sentándose sobre la cama con las piernas cruzadas. Con ella no había usado nada.
Se empezó a poner nerviosa y apretó las manos.

Ella no tomaba la píldora y Jongin no podía esperar que la siguiera tomando porque la había secuestrado.

Jongin podía haber tenido un error, pero ya habían sido varios y su personalidad demostraba que no era alguien que se descuidara. Lo había hecho a propósito.

¡Quería dejarla embarazada!

Ese descubrimiento la dejó en shock.
¿Por qué? ¿Aquello era parte de su instrucción?
Se pasó la mano por la frente muy preocupada y cuando se abrió la puerta ni le miró.

—Nena, tengo que ir a la oficina —dijo pasando ante la cama para entrar en el baño. Como no contestaba él salió mirándola con el ceño fruncido. — ¿______?

—¿Intentas  dejarme embarazada?

Él se tensó saliendo del baño desnudo.
—¿Tú qué crees?

—¡No lo sé! ¡No te has puesto nada en estos días! ¡Y tú no eres una persona que deja estas cosas al azar! Lo tenías previsto, ¿verdad?

—Creo que lo mejor es que hablemos de esto cuando vuelva.

—¡No! —gritó saltando de la cama—. ¿Te parece que tener un hijo no es un tema importante como para hablarlo ahora? ¡Qué clase de monstruo eres tú!

—La decisión está tomada. — Entró en el baño cerrando de un portazo y los ojos de ______ se llenaron de lágrimas y se llevó las manos a la cabeza pensando que todo aquello era una locura.
¿Cómo iba a tener un hijo con él? ¡Si ni siquiera lo conocía! 
El sonido del agua se detuvo y ______  se  sentó  en  la  cama limpiándose las mejillas intentando parecer indiferente.
Jongin salió del baño con una toalla en las caderas y la miró fríamente antes de meterse en el vestidor.
Se mordió el labio inferior escuchándolo moverse y vio su mano cuando cogía una camisa azul. Minutos después salió ajustándose la corbata azul que llevaba, que combinaba estupendamente con el traje azul oscuro que había elegido. Se acercó al espejo del tocador y arregló el nudo hasta dejarlo perfecto.

—Puede que ahora pienses que lo mejor es salir corriendo. Pero para que se te quite esa idea de la cabeza, te diré que los de seguridad ya han estado aquí y han revisado todo el sistema de la casa. Además, he contratado seguridad privada. Si te asomas a la ventana, los verás ante la puerta en un coche negro.  No saldrás de aquí hasta que yo lo diga,  así que vete haciéndote a la idea. —Se acercó y la besó en la frente. —Que tengas un buen día, nena. Volveré para la cena. —Fue hasta la puerta. —Por cierto,  los  espaguetis  estaban deliciosos.

Catch - KJIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora