Catch 01.03

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Intentó que la cara volviera a su memoria, pero solo recordaba que era moreno y con los ojos claros.

¿Tenía los ojos claros su secuestrador?

No, tenía los ojos oscuros.

¡Todo aquello era absurdo!

Dándole vueltas una y otra vez recordó todo lo que le había dicho.

¿Por qué decía que era una calienta pollas?

Había salido con un par de tipos del trabajo y que no se había acostado con ellos, porque aunque le caían bien, no la habían atraído sexualmente. Pero de ahí a ser una zorra había un mundo.

¿Y qué si le gustaba vestir provocativa?

Tenía el cuerpo para ponerse lo que le diera la gana. Su jefe le había dicho varias veces que debía moderar su manera de vestir. El día de esa bronca se había pasado al ponerse unos leggins con estampado de leopardo, pero es que eran muy cómodos. Su trabajo era impecable y no podían reprenderla por nada.

Era cierto que su trabajo no la motivaba.

¿Pero a quién podía motivarla llevar la contabilidad?

¡Era lo menos motivante del mundo! ¡Y no era cierto que no hubiera tenido que esforzarse por nada! Le había costado mucho que en la universidad la tomaran en serio porque la consideraban estúpida. Cierto era que había utilizado su físico cuando le convenía, como el día que pidió trabajo en la empresa, pero eso lo hacía todo el mundo. Utilizar todo en sus manos para conseguir lo que quería, es lo que haría cualquiera.

¡Y su ropa interior no era del mercado! ¡Era de los chinos! Le gustaba ponerse ropa interior bonita de colores brillantes. ¡Eso no era de zorras! Aunque no podía negar que muchas veces había pensado que si ligaba, estaría preparada.

¡Por Dios, si hacía tres años que no se acostaba con nadie! Y no porque no lo hubiera intentado.

¡Ella estaba dispuesta, pero eran los hombres quienes no la entendían!

¿Sería una excusa para dejarlos a medias? No, no iba a dejar que ese psicópata la hiciera dudar. No se había excitado y punto.

¿Para qué continuar con algo que no te está dando ningún placer?

Al menos ella tenía la seguridad para decirles a la cara que no quería continuar porque no sentía nada. Se le cortó el aliento. —¿Será por eso? ¿Será uno de esos hombres con los que ha salido?

Las caras de sus últimas citas aparecieron en su memoria, pero no podía creerse que tuvieran los huevos para hacer algo así. No. Además, la voz de ese hombre no le sonaba de nada. No había hablado con él jamás. Su respiración se aceleró al recordar sus palabras "En cuanto te des cuenta de lo que ocurre, lo entenderás todo"

Evidentemente. Cuando supiera que era lo que ocurría, lo entendería todo porque no era estúpida. Miró hacia arriba sintiéndose más despejada. Estaba en una casa, pero no la había amordazado, así que estaba seguro de que nadie la oiría. Pero puede que tuviera suerte y alguien fuera a llamar a la puerta por algo, así que tenía que intentarlo.

—¡Ayuda! —gritó con fuerza.

Miró hacia la ventana y volvió a gritar

—¿Hay alguien ahí? ¡Por favor, que alguien me ayude!

Se pasó muchísimo tiempo gritando y cuando se quedó ronca, se echó a llorar sintiéndose impotente. Las ganas de hacer pis la estaban matando y dio gracias a Dios porque al menos el dolor de cabeza estaba remitiendo. Pasó el tiempo y apretaba las piernas con fuerza intentando contenerse, pero ya no pudo más y se lo hizo encima poniéndose perdida.

Incapaz de apartarse estuvo mojada gran parte del día. Tenía mucha hambre, pero lo que la estaba volviendo loca era la sed. Sentía la boca seca desde que se había despertado y necesitaba beber algo. Le dolían los brazos y la espalda a causa de la posición. Seguramente porque estaba muy tensa. Cerró los ojos intentando relajarse cuando escuchó un ruido en el piso de arriba. Asustada abrió los ojos mirando hacia el techo y escuchó pasos justo encima de ella.

—¡Socorro! —gritó haciéndose daño en la garganta—. ¡Por favor! ¡Ayuda! 

Catch - KJIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora