Catch 14.00

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El ascensor se detuvo y él salió guiñándole un ojo. Pero antes de que se cerraran las puertas, las detuvo y mirándola sensualmente dijo —¿Quieres ir a tomar una copa cuando encuentres los zapatos?

______ le pareció increíble que en un momento así ese imbécil intentara ligarla y se dio cuenta de la fama que tenía en la empresa. Estaba claro que nadie la tomaba en serio.
—Apártate de la puerta, estúpido descerebrado.

Él dio un paso atrás perdiendo la sonrisa y ella pulsó el botón para cerrar las puertas más rápidamente sin dejar de mirarle con odio. Furiosa salió del ascensor yendo hasta la presidencia.  Empujó las puertas de cristal y la secretaria  de  Jongin,  que  estaba hablando por teléfono, abrió los ojos de sobremanera al ver su aspecto. Tapó el auricular y preguntó al ver que iba hacia la puerta de su jefe.

—¿A dónde se cree que va? 

—¡Jongin! —gritó abriendo la puerta para encontrarse con seis hombres de traje sentados ante la mesa de su jefe. Él no pudo evitar que la sorpresa se reflejara en su cara al verla allí y con aquella pinta. —¡Tenemos que hablar de la chiflada que acaba de entrar en tu casa!

—¡Todos fuera! —ordenó él levantándose de golpe.  Corrieron como ratas hacia la puerta mientras ella con las manos en jarras no dejaba de mirar a Jongin que siseó —Cierra la puerta. 

La empujó con fuerza dando un portazo.
—¿Estás loca? ¿Qué mierda haces aquí? ¡Y vestida de tal forma!
—¡Oh perdona, pero es que la psicópata de tu prometida no me dejó mucho tiempo para salir de casa mientras me apuntaba con una pistola!
—¿Pero qué dices? ¿Estás loca?

Era lo que le faltaba por oír.
—¿Yo loca? ¿Tú me secuestras y la loca soy yo?
—¡Baja la voz!
—¿Que la baje? ¡Entró en tu casa! ¡Con llave! ¡Y por lo visto sabe la clave de acceso porque no te has enterado de que ha entrado en la casa!  ¡Me ha apuntado con una pistola exigiéndome que saliera de inmediato!

Jongin se tensó.
—No estás mintiendo, ¿verdad?
—¡Aquí el único mentiroso eres tú! ¡No tenía bolso, ni llaves de casa, ni teléfono! ¡He tenido que rogarle a un taxista que me trajera! —gritó de los nervios.

—Nena, siéntate.

—No voy a sentarme. ¡Sólo quiero mi bolso para perderte de vista de una vez!
—Siéntate…
—A ella le hiciste lo mismo,  ¿verdad? ¡La desquiciaste hasta que se volvió loca!

Jongin palideció.
—No, no ha sido así, pero entiendo que pienses eso.
—¡Lo entiendes! Me importa una mierda lo que entiendas. ¡Dame mis cosas o llamo a la policía! —Él iba a decir algo, pero le interrumpió. —¡No sé qué quieres de mí, pero ahora me da igual!

—¡______, siéntate! —Levantó un teléfono y gritó —¡Ponme con la empresa de seguridad que protege mi casa! —La miró a los ojos. —Lo solucionaré.

—Esto no tiene solución. —Fue hasta la puerta y dijo —No quiero volver a verte.

—¡______! —gritó desde el despacho mientras ella corría hasta el ascensor.

Él no salió a buscarla mientras esperaba a que llegara y así debía ser.

No era propio de Jongin perseguirla precisamente.

Bajó al tercer piso e ignorando a todo el mundo que la observaba, se acercó a la mesa de Miyeon que estaba hablando por el móvil. La miró con los ojos como platos bajando el teléfono y ______ se colocó ante su mesa.

—Necesito que me lleves a casa. ¿Todavía tienes mis llaves de repuesto?
—Las tengo en mi casa. —Se levantó lentamente. —¿Estás bien? ¿No te veo desde hace semanas?

Sus ojos se llenaron de lágrimas.
—Necesito que me lleves a casa.

Cogió su bolso de inmediato y rodeó la mesa cogiéndola del brazo.
—Claro que sí. Vamos. —Al ver como la miraban sus compañeros gritó —¿Qué miráis, idiotas? ¿No tenéis nada que hacer? —Al ver sus pies desnudos se detuvo. —Espera. —Corrió hasta su mesa y abrió el último cajón para sacar unas sandalias. Se agachó a su lado. —Ponte esto.

Emocionada se las puso con su ayuda y Miyeon se quitó la chaqueta del traje poniéndosela con cuidado.
—Estás muy chic, como las youtubers de moda—dijo con cariño cogiéndola del brazo de nuevo. —Vamos. Te quedarás en mi casa.

—No quiero molestarte. Si me das las llaves...
—De eso nada. Lo pasaremos bien. Ya verás. —La metió en el ascensor y les hizo un dedo a sus compañeros de trabajo que las miraban como si fueran animales de feria.

______ no pudo evitar sonreír.
—Te van a despedir.
—Se pueden meter el trabajo por donde les quepa. ¿Qué tal una película y comida china?
—Suena maravillosamente —dijo mirando los ojos castaños de su amiga—. Gracias.
—No me las des. Tenía que haber llamado a la policía en cuanto no te localicé. Sabía que era algo raro que fueras a casa de tus padres. —______ desvió la mirada.

—No te preocupes. No tienes que contarme nada.

Su amiga la subió a un taxi y casi sin darse cuenta estaban en casa de Miyeon. Sonrió al ver como tenía el salón lleno de ropa y revistas por todos lados. Su amiga apartó la caja de pizza que estaba sobre el sofá y dijo tan contenta —Estás en tu casa.

—Ahora entiendo la razón de nunca me hayas invitado.
—Eh... la asistenta no ha venido estos días.
—Ja, ja.
Se sentó en el sofá y su amiga le llevó una cerveza.
—¿No es un poco pronto para eso?
—No. —Alargó la mano y Miyeon se la cogió. — Dios, ¿qué te ha pasado?
—Nada. —Cerró la mano cogiendo la cerveza con la otra mano y bebiendo un buen trago.
—Eso debió ser doloroso.
—Sí. —Pensó en lo que Jongin le había dicho y era totalmente cierto. Ahora cuando veía la cicatriz de su mano pensaba en él. Aunque le parecía que pensaba en él a todas horas. —¿Cuéntame qué has hecho estas dos semanas?

Su amiga habló de sus ligues de esas dos semanas y la hizo reír con sus anécdotas. La verdad es que Miyeon era mucho menos desinhibida para el sexo que ella y eso quedaba claro con todos los hombres que se tiraba, pero no era mala chica. Y había demostrado ser una buena amiga. Era media tarde cuando Miyeon la miró a los ojos.

—¿Qué te ha ocurrido, ______?

No podía contárselo. No podía decir todo lo que había ocurrido con Jongin porque era demasiado fuerte para que lo supiera cualquiera. No lo entenderían. Miró a los ojos a su amiga y susurró —No puedo decírtelo.

—No se lo diré a nadie. Te lo juro.

En ese momento llamaron a la puerta con fuerza sobresaltándolas.

—¡______! ¿Estás ahí?

Miyeon se acercó a la puerta.
—No abras.
—¡Nena, abre la puerta! —Su amiga miró por la mirilla y abrió los ojos como platos girándose hacia ella.

—¡Todo está solucionado! ¡Preciosa, abre!

Negó con la cabeza a su amiga, que se alejó de la puerta. Le escucharon jurar por lo bajo e irse.

Miyeon señaló la puerta.
—¿Ese era  Kim Jongin?
—Sí.
—¿Has estado con él las últimas dos semanas?

Asintió abrazándose a sí misma y su amiga apretó los labios al ver que estaba al borde del llanto.

—Bien. Hora de ver esa película.

✨✨

No falta mucho para que termine 👀
¿Qué creen que pase?

Catch - KJIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora