Catch 17.00

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Al día siguiente entró en el edificio Kim con un vestido entallado de leopardo y con unos zapatos de plataforma de quince centímetros que estilizaban sus piernas. Todo el mundo la miraba y a alguno se le caía la baba.  Salió del ascensor ignorando a todos los que casi se habían pegado por subir con ella en el ascensor y fue hasta su mesa donde el jefe la miró como si fuera una desgracia para la empresa.
—Buenos días, Señor Han
—¿Qué? —Parecía a punto de darle una apoplejía antes de gemir tocándose el pecho.
—¿Se encuentra bien?
—¿Qué haces aquí? Pensaba que estabas de vacaciones o…
—¿Me ha echado de menos? — Le acarició la barbilla. —Qué lindo.

El hombre se sonrojó. Incluso la calva estaba algo colorada. Se dio la vuelta y contoneó las caderas hasta su mesa.
—Señorita, ¿no cree que debería ir a casa a cambiarse? ¡Esto no es una discoteca! Kim Enterprise es una empresa seria.
—Al jefe no le importará. Pero puede preguntarle si quiere.
—¿Que al jefe no le importará?  —preguntó de los nervios—. ¿Cómo se atreve?
—Pregúntele.
—No pienso molestarle para algo así. Queda despedida.
—Oh, ¿pero qué he hecho mal?  ¿Acaso me está discriminando por mi vestimenta? ¡Quiero que baje el jefe y me lo diga a la cara!
—¡Menudo  descaro  tiene!  ¡Desde hace días tenemos normas internas para el buen vestir! ¡Órdenes de dirección!
Ella le miró de arriba abajo con descaro. —¿Y usted las cumple?
—¡Fuera! ¡Despedida!
Se sentó sobre su mesa y cruzó las piernas tranquilamente.
—No, hasta que me lo diga el jefe. El señor Kim en persona y como me toque alguien de seguridad, le meto una demanda que mo se la acaba.
Su jefe no sabía qué hacer, pero por librarse de ella entró en su despacho y mirándola por la cristalera levantó el teléfono de inmediato. 

Cuando llegó Jongin con las mangas de la camisa recogidas, ______ aun sentada sobre su mesa sonreía a varios compañeros de trabajo que intentaban conquistarla.  Jongin apretó las mandíbulas cuando ella le sonrió.
—Hola, jefe.
—Señores, ¿no tienen trabajo?  Porque si no lo tienen, entonces es que no les necesito.
Salieron  prácticamente corriendo y él la miró de arriba abajo.
—Interesante vestido.
—A todo el mundo le gusta — dijo sensualmente comiéndoselo con los ojos—. ¿Y a ti?
—No, a mí no me gusta. —La cogió por el brazo bajándola de la mesa y tiró de ella hasta el despacho. El sr. Han se levantó de su silla.
—¡Fuera!
—Sí, sí.
Salió  del  despacho sorprendentemente rápido y Jongin cerró las cortinas. ______ puso una mano en la cadera con descaro y cuando se volvió hacia ella la miró de pies a cabeza.
—Nena….
—¿Si?
—Sabes que no me gusta ese estilo.
—¿No  me  digas?  —dijo aparentando llorar. —Me lo he comprado para ti.
Esa frase le cortó el aliento.
— ¿Ah, sí?
—Pero si no te gusta, me lo puedes quitar.

Jongin se acercó a ella y la cogió por la cintura pegándola a él.
—No necesito tu permiso. —La cogió por la nuca inclinando su cabeza hacia atrás y los ojos de ______ brillaron de excitación. —¿Me has echado de menos,  nena?
—Mucho.
La besó como si quisiera devorarla  y  ella  respondió demostrándole cuanto le quería. Jongin se apartó de golpe y siseó —Vas a pagar haberme dejado.

—Estoy embarazada.

Los ojos de Jongin brillaron.
— Eso no te librará del castigo.
______ sonrió.
—Lo sé. — Levantó la barbilla. —Dime que me quieres.
—Joder, nena. Te quiero más de lo que nunca creí posible amar a nadie.
Los ojos de ______ se llenaron de lágrimas. —Te amo.
Jongin la besó suavemente en los labios y suspiró apoyando su frente en la suya. —¿Lo soportarás?

—Por ti lo que sea, amor.


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