No durmió nada bien esa noche. Debía ser por todas las emociones y por la siesta que se había echado la tarde anterior. Se levantó al amanecer y se dio una ducha. Con una toalla cubriendo su cuerpo salió de la habitación y subió al piso de arriba. Encontró naranjas, así que hizo zumo de naranja natural. Le gustaba mucho más que el envasado. Queriendo congraciarse con Jongin, se dispuso a hacer el desayuno cuando le escuchó entrar en la cocina.
Él vestido con los pantalones de deporte, se acercó a ella que estaba bebiendo el zumo y la cogió por la cintura sentándola sobre la encimera.______ dejó el vaso vacío sobre la encimera.
—Buenos días.—Dame los buenos días como corresponde.
No tenía que decírselo más veces y abrazó su cuello para besar sus labios sensualmente. Cuando su lengua entró en la boca de Jongin, él gruñó abrazándola por la cintura, colocándose entre sus piernas y pegándola a su cuerpo. Apartó la toalla y acarició uno de sus pechos apartando su boca antes de agacharse y lamer su pezón.
—¡Dios! —exclamó sujetándose en sus hombros.Jongin mordisqueó su pezón antes de besar su cuello hasta su oreja y susurrar —Buenos días. —Se iba a separar, pero ella protestó haciéndole reír.
—Voy a hacer ejercicio.
—Pues eso…
Riendo se alejó hacia la escalera.
—Algo de fruta y unos huevos revueltos. Termino en cuarenta minutos.Gruñó bajando de la encimera y se volvió a colocar la toalla.
— ¡Torturador!
Mientras él terminaba, subió a su habitación y quitó las sábanas. Como no sabía dónde estaba la ropa limpia, decidió ir metiéndola en la lavadora. Encontró ropa en el cesto de su vestidor y la cogió para lavarla. Iba a salir cuando vio sus camisas y maliciosa dejó caer su ropa antes de coger una de sus camisas blancas. La eligió con los botones negros. Dobló las mangas hasta los codos y recogió la ropa de nuevo para bajarla al sótano.
Cuando llegó al gimnasio, Jongin levantó una ceja al ver su nuevo vestuario. Siguió en la elíptica observándola meter la ropa en la lavadora. Cogió el detergente leyendo la dosificación antes de llenar el depósito. Pulsó el botón y le guiñó un ojo antes de meterse en su habitación y quitar las suyas. Las dejó sobre la lavadora y al sacar la mano herida de debajo del montón, el apósito se pegó sobre la superficie de la lavadora haciéndola chillar cuando le tiró de los puntos.Jongin estuvo a su lado en medio segundo y tiró la ropa al suelo para ver lo que había ocurrido.
—Espera. Los puntos han sangrado y se han pegado a la gasa. —Tiró del adhesivo pegado al dorso de la mano con cuidado y cuando se despegó del todo le volvió la mano suavemente para ver el estado de los puntos. La mitad de los puntos estaban a la vista mientras el resto estaban pegados a la gasa. Ella gimió porque al quitarla eso dolería un montón. —Ven, vamos a cambiar el apósito—Pero se han pegado.
—Tranquila. Lo haré con cuidado.
—¡Perdona que lo dude, pero me has puesto los puntos a pelo!
Jongin la besó en la nariz.
—Eres más dura de lo que pareces.Levantó la barbilla orgullosa dándose la vuelta. —¡Pues sí! — Recibió un azote en el trasero que la sobresaltó.—¡Eh!
—Nena, esa es la camisa de mi esmoquin.
—¿Me queda bien? — Maliciosa le miró empezando a subir la escalera.—Me costó dos mil dolares —Se echó a reír al ver su cara de asombro.
—No.
—Sí.
—¡Los ricos están locos! — Cuando llegaron a la cocina se acercó a él. —¡Quítamela!
—¿Por qué?
—¿Y si la mancho? ¡Quítamela! No puedo quitármela yo ahora con la mano así. ¡La sangre se quita muy mal!
Divertido la cogió por los hombros volviéndola y sentándola en la mesa de la cocina.
—Quédate ahí sentada hasta que vuelva.Lo vio salir y gritó —¡Trae una toalla! Esas no cuestan dos mil dolares, ¿no?
Madre mía, dos mil dolares. Se miró la camisa temiendo hasta moverse. Si eso costaba todo su vestuario exagerando mucho. Cuando regresó, miró sus manos y no llevaba nada salvo la caja de plástico.
—¿Y la toalla?
—______ tranquilízate.
—¿Que me tranquilice? ¡Compro vaqueros de diez dolares y tú derrochando el dinero!—Nena, te pago muy bien para que... —Sorprendido se sentó ante ella.—¿Qué haces con el dinero?
—¿Qué? —Se sonrojó mirando
el interior de la caja intentando disimular.—Ganas más de tres mil dólares al mes. ¿Qué haces con el dinero?
—Nada.
Él cogió el apósito y tiró de golpe.
______ chilló de dolor cogiéndose la mano herida.
—Eso por mentirme.
—¡Salvaje!
—¡No te lo preguntó más! ¿Qué haces con el dinero?
—¡No es tu problema!
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Catch - KJI
FanfikceAhora eres mía. Así que será mejor que aprendas a comportarte bien y dejes de ser una calienta pollas.