Crush II

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Esta llamó a los tres chicos.

–Nadando acaba de decirme que unos chicos le dispararon a Emilio y este les robo la moto y se alejo de allí pero ahora esta esperando así puede llevarlo al hospital, así que nos hemos quedado sin bloqueo–anunció.

–Joder, no hay tiempo para un plan b, ya tenemos que subirnos al auto–le dijo Gringo nervioso.

–Okey, toca improvisar entonces–contestó la chica.

Los 4 subieron al vehículo, el de rastas conducía.

–No te pongas nervioso, podemos perderlos fácilmente, solo dirígete hacia la autopista–mandó.

Este asintió y puso el vehículo en marcha.

–Puedo pincharle una rueda a esa Mary–dijo Horacio.

–No disparen, eso hará que ellos habrán fuego, esperaremos y si vemos que hace falta disparar lo haremos pero ahora no–dijo Chiara.

A gringo le encantaba escucharla dar órdenes.
Ya estaban en la autopista, lograron perder una Mary pero todavía quedaba una y dos zeta.

–Joder con la Mary–dijo Gustabo.

De repente este se acercó.

–Aléjate payaso, no puedes acercarte asi–le dijo ella.

Los dos chicos se quedaron sorprendidos, ya se parecía a ellos.

–Joder Horacio, acabo de enamorarme–dijo el de máscara negra.

Gringo rodó los ojos ante ese comentario.
Todavía estaban en la autopista pero les faltaba poco para llegar al norte.
Habían unos camiones delante suyo pero Gringo disminuyó la velocidad para poder pasar.

–Suave.. –dijo Horacio.

–Suavemente.. Besameee.. Que quiero sentir tus labios besándome otra vez–cantó el de rastas.

Ya se encontraban en el norte, el de rastas dobló en una curva haciendo que el de la Mary se caiga de la moto.
Pero los policías habían visto mal y pensaron que ellos lo hicieron a propósito y decidieron abrir fuego.

–Nos están disparando, tengo miedo–exclamó el de máscara azul.

–Nadie te va tocar–le dijo.

Este solo asintió.

–Bien, Emilio ya está en el hospital, así que estoy de camino, les enviaré una dirección y ahí será el punto b–informó nadando desde la radio.

–Escucha, que han abierto fuego, así que date prisa–le dijo la chica.

No estaba nerviosa ya que era costumbre para ella los atracos pero los chicos que estaban sentados detrás la ponían nerviosa.
El z donde estaba el comisario se acercó a ellos.

–Escuchar, el punto b es un barranco, se tiran del coche y huyen hacia la derecha y ahí estaré esperandolos–ordenó.

–¿Como que un barranco?–pregunto Gustabo desde la radio.

–Tranquilos, puedo asegurarles que no les va pasar nada, no es peligroso–aseguró Nadando.

Ya les quedaba poco para llegar hacia el punto.
Los cuatro estaban nerviosos.

–Cuándo yo les diga se van a quitar los cinturones–dijo Gringo.

El z donde iba el comisario se acercó a ellos.

–Detengan el puto vehiculo–grito este.

–Que no hemos hecho nada–grito Gustabo.

–Han derribado a un compañero–le respondió.

–Que no hemos hecho eso, mentirosoo... Mentirosoo.. –volvió a gritarle.

–¿Ya estas? Es que nos están apurando–le pregunto Chiara a Nadando desde la radio.

–Si–dijo.

Ya solo les quedaba unos metros.

–Desabrochen sus cinturones–dijo Gringo.

Sabían que estaban arriesgando sus vidas al tirarse y que las probabilidades de que esto saliera bien eran muy bajas.

–Escucha Chiara, si algo no sale bien.. Quiero que sepas que me gustas, eres mi crush desde que empezamos hablar en el casino, perdón por no habértelo dicho antes pero no tuve el valor–dijo Gringo.

Esta se sorprendió pero estaba bastante nerviosa.

–Tu también me gustas, joder Gringo, desde que te vi eres mi crush cariño–le dijo.

–BAJEN–Grito el de rastas.

Los cuatro se tiraron del auto.
Cayeron rodando hacia sus costados.
Rápidamente el de rastas fue hacia la chica, esta estaba incorporándose, la tomó de la mano y la ayudó, rápidamente se fueron corriendo, a lo lejos vieron el coche de Nadando.
La chica miró hacia atrás y venían corriendo los otros dos chicos.
Todos subieron rápidamente al coche y este arranco.
Una vez dentro se sintieron seguros, sus corazones latian rápidamente.

–Sinceramente pensé que se iban a morir pero luego recordé que estabais vosotros dos entonces no me preocupe–le dijo este a sus colegas.

Gringo que iba sentado en el copiloto se mantuvo callado, al igual que Chiara.

–¿Porque tan callados? ¿De que me perdí?–Pregunto.

–Bueno.. Yo creo que eso solo lo pueden contestar Gringo y Chiara–respondió Gustabo.

Ninguno de los dos contestó.

–Gringo, Chiara, ¿están bien?–les pregunto.

Estos solo asintieron.
Ambls estaban algo avergonzados y a la vez estaban asimilando todo lo que acabo de pasar.
Al llegar al muelle que era el lugar donde habían quedado desde un principio, Gringo tomó la mano de ella y la llevó, apartandola de allí para que nadie los pudiera ver.
Se detuvieron justo donde estaban unas rocas.

–¿En serio te gusto?–le pregunto el de rastas.

Ella lo miro confusa ¿como no podría gustarle? Si era perfecto.

–Claro que si, no jugaría con algo asi–le contesto.

–Es que.. Pensé que te gustaba el comisario Greco, una vez te escuche decirle al Daddy que Greco era tu crush–dijo.

–Pues eso fue hace mucho porque ahora tu eres mi crush–afirmó.

Ambos sonrieron.
Gringo se acercó a ella y tomó su cara entre sus manos.

–Me alegra saber que soy tu crush–dijo y la beso.

Chiara no tardo en corresponderle el beso.
Se empezó a escuchar unos aplausos obligandolos a separarse.

–¡Que vivan los novios!–exclamó Horacio.

Estos se sonrojaron ante el comentario.

–Así que eso era, por eso estaban tan callados–dijo Nadando.

–Se ve que ese barranco fue un impulso para que ambos se declaren–se burlo Gustabo.

–¿Que? Vas a tener que contarnos porque nosotros no estuvimos ahí wey–dijo Emilio.

Y ahora iban a tener que aguantarse a sus colegas y a los otros chicos burlarse de ellos.
Aunque ellos se habían imaginado muchas veces como se declaraban no esperaban que iba a ser así pero estaban felices porque por fin pudieron decirle al otro lo que sentían.

One Shots de SpainrpDonde viven las historias. Descúbrelo ahora