XV

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Deméter.

Mi hija, mi pequeña se ha ido

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Mi hija, mi pequeña se ha ido.

Las ninfas llegaron temerosas al templo, lágrimas corrían por sus mejillas. La tierra se había abierto y mi única hija fue absorbida por ella.

Nunca he sentido un dolor tan grande como este. Pensar en perder un hijo era monstruoso pero vivirlo es un millón de veces más doloroso.

Jamás había sentido mis poderes debilitarse, pero la tristeza que me consume me hace caer cada vez más.

Cada criatura del reino mortal a mi servicio busca a Perséfone. Mis dones sobre la tierra están desapareciendo poco a poco y no logro controlarlo.

Quizá Perséfone huyó de mi.

Una suposición que ha rondado mi mente desde que recibí la noticia. Sería una vergüenza para mi hacer tal escándalo por un escape.

Por ello ni mi hermana, ni los demás dioses saben de esto. El Olimpo no se enterará de tal cosa.

Las puertas del salón se abren, cuatro de mis doncellas mortales entran acercándose a mi.

- Mi señora, hemos encontrado algo que puede ayudarle

- Cordiales son sus palabras mis queridas doncellas

- Hemos hablado con las lámpades mi señora, ellas nos llevarán con Hecate - Las acompañantes de Hecate, tal vez la diosa sabe algo que yo no

- Bien, manden a preparar mi carro visitaremos a Hecate - las doncellas salen a paso rápido no sin antes darme un reverencia

No me gusta tener que buscar ayuda de alguien que no está en mis dominios, pero Hecate es una diosa tan alejada del los Olimpicos como yo.

Las yeguas tan doradas como el trigo esperan por mi, ordeno a una de mis doncellas que suba al carro para llevarme con las lámpades.

Luego de un trabajoso viaje, encontramos a las ninfas del inframundo, sus ropas tan oscuras como sus cabellos se observan desde el cielo.

- Deméter, diosa de la agricultura estamos para ayudarla - las criaturas me saludan con una reverencia

- Oh servidoras de Hecate, sus palabras son tan oportunas - Camino siguiendo a las ninfas hasta uno de los templos de su señora

- Nuestra señora la espera adentro, pronto encontrará a su hija - Las ninfas señalan la entrada del oscuro templo

Antorchas alumbran el oscuro lugar, y apenas logró divisar la túnica negra de la diosa.

- Deméter, bienvenida a mi templo - La diosa me indica que me acerque a ella

- ¡Oh Hecate! Las palabras de tus ninfas han alegrado mi día

- Ciertamente es triste pensar en la pérdida de un hijo. Aunque yo no te pueda decir donde está, conozco a alguien que si

- ¿Quién puede conocer el paradero de mi hija? Hemos buscado por todas partes

- Con Helios, el que todo lo ve. Te guiare a su templo es un tanto difícil hablar con el debes ser prudente - Hecate tiene razón Helios tiene temperamento pero es quien tiene sos ojos viendo al mundo

La guardiana de los caminos me acompaña a la residencia de Helios. La cegadora luz es visible mucho antes de llegar a la isla donde el titán reside.

El dorado cobra vida en este lugar y apenas logró ver la entrada de su residencia.

- Deméter, diosa de la agricultura, cosecha y las estaciones. Hermana de la reina Hera y madre de la bella Perséfone ¿Qué te ha traído hasta mi hogar? - El titán me sorprende con su bienvenida

- Helios, tu que todo lo ves calma mi dolor y dime ¿Dónde está mi hija? - Las lágrimas empiezan a picar en mis ojos amenazando con salir

- Oh Deméter tu hija fue raptada por el rey del inframundo, Hades dios y señor de los muertos. Tu hija ahora reside en el inframundo - Las palabras de Helios me dejan helada aún estando en un lugar tan cálido

Siento mis rodillas fallar y termino desmoronandome. Las lágrimas empiezan a brotar como si de una cascada se tratase.

Mi niña, en un lugar tan frío y tenebroso como el inframundo rodeada de quien sabe cuántos peligros.

Apenas logró agradecerle al titán por su respuesta para correr hacía Hecate.

- Deméter ¿Qué sucede? ¿Estás bien? - La diosa me observa asustada al ver mi expresión

- ¡Hades tiene a mi niña! ¡Está en el inframundo sufriendo quien sabe que! - Hecate me sostiene antes de caer otra vez

Solo me queda una opción, dado al cambio de circunstancias y que no puedo entrometerme en el reino de ese maldito secuestrador.

Zeus.

Tendré que arrastrarme por ayuda con ese bastardo. Pero haría todo por mi pequeña.

Perséfone Donde viven las historias. Descúbrelo ahora