XXIV

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Perséfone.

Hace una luna regrese al mundo mortal con mi madre

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Hace una luna regrese al mundo mortal con mi madre.

Hemos tratado de mejorar nuestra relación madre e hija y por primera vez creo que lo hemos logrado.

El invierno se acerca, así que nuestro trabajo es más difícil. La época de la cosecha es importante para todos los seres vivos.

Algunas cosas han cambiado, he sido llamada la que trae muerte algo que no me disgusta pues ser la Reina del Inframundo es un estatus diferente.

Pero mientras mis manos dan la vida, mi faceta de Reina me abandona cierto momento.

- ¡Perséfone! ¡Hija ven aquí! - La voz de mi madre a lo lejos me llama

Si alguien la esta poniendo en peligro, mi nuevo nombre tomará demasiado sentido.

- ¿Qué sucede madre? ¿Alguien te ha hecho algo? - Los destellos rojos en mis manos aún la sorprenden

- Estoy bien, pero creo que tu no lo estarás - ¿Porqué no debería de estarlo?

- ¿Qué sucede? ¿Algo pasa con mis deberes? - Mi madre hace que subamos a una pequeña colina

- Hace un momento cuidaba de las cosechas cerca de las colinas cuando escuche una chillona voz gritando desde aquí. Gritaba que Hades se aburriría de ti y te abandonaría, haciendo que el regrese a ella. Me observo directamente y antes de poder hacer algo, desapareció - La mirada de mi madre es un tanto confusa, pero yo se todo sobre la famosa Ninfa. Y se que esta tan llena de ira como yo

Nadie desafía a Deméter, mucho menos a su hija.

Se lo dije, le advertí a Hades lo que implicaba casarse conmigo y tal parece que me mintió sobre su fidelidad hacía mi.

- No te preocupes por ello madre, resolvere esto ahora mismo. Nada ni nadie cuestionara mi nombre y no tienen porque cuestionar el tuyo. Volveré al atardecer, debo resolver algunos problemas en el Inframundo - Milagrosamente no me cuestiona y llama a las Ninfas que cuidan los carros

Mi Plata aguarda por mi enganchada a mi carro, ni siquiera me molesto en cambiar el fresco vestido blanco por mis ropas abrigadoras generalmente negras.

Al casarme con Hades me convertí en parte del Inframundo, así que con un simple movimiento de mi mano una grieta en el suelo se abre dandome completo acceso a la oscuridad.

Hago cabalgar a la yegua con presteza, nadie sabe que he regresado y así lo quiero mantener.

Mi primera parada es el río Cocito, las almas danzantes están ahí pero no mi objetivo.

La ninfa de cabellos verdes.

Pero mi mente me traiciona y solo puedo pensar que esta en el palacio, usurpando mi lugar.

Llego tan rápido que los sirivientes no tienen oportunidad de avisar a su señor. Algunos me observan con temor debido a mi semblante disgustado.

El salón del trono es mi primera parada, vacío, no como yo esperaba. Mis antiguos aposentos están cerca y el palacio está extrañamente vacío.

Mis vestiduras en cuero negro, combinan con mi capa color granada. Me siento extrañamente cómoda vistiendo como reina.

Pero mi comodidad se desvanece al escuchar una voz femenina dentro de la habitación que comparto con mi esposo.

Sin dudar abro la puerta sin molestarme en tocar. Veo a una insignificante Ninfa de cabello verde apuntando a mi esposo.

- ¡Perséfone! - La voz de Hades inunda la habitación, pero es algo que no me apetece escuchar ahora

- También me alegra verte, querido ¿Qué hace esta ninfa aquí? - La criatura insolente me observa incrédula

- A ti es quien buscaba, en cambio me encontré con tu madre. Tan decepcionante, estamos aquí y creo que ya escuchaste lo que tengo para decirte - Hades va a replicar pero no se lo permito

- ¿Quién crees que eres para hablarme así? Soy la reina del Inframundo y tu eres una insignificante Ninfa del río Cocito - Sus ojos verdes me examinan, como si no fuera nada

- Yo soy una criatura del Inframundo, nacida en la oscuridad. Me merezco tu título y lo voy a reclamar, voy a reclamar tu trono porque soy más hermosa que tú, una simple diosa menor que solo sabe recoger flores - La estúpida criatura acaba de cometer el error de su vida

- Yo soy Perséfone, hija de Deméter. Reina del Inframundo y diosa de la primavera ni tu ni nadie va decirme lo que soy ¡Soy la reina de hierro! - Mis manos emanan vetas rojas y en un abrir y cerrar de ojos he acabado con la Ninfa

La he golpeado con tanta fuerza, que se ha convertido en una planta de menta.

Mi corazón palpita con fuerza y mi respiración es agitada. Hades me observa como si jamás hubiera visto una muerte.

Jamás había dañado a una criatura en toda mi vida, se siente demasiado extraño.

- Perséfone yo - Interrumpo a mi esposo alzando mi mano para callarlo

- Si alguna vez te atreves a traicionarme, te quemare vivo - Limpio las cenizas de mi rostro y abandono la habitación, debo terminar este asunto de una vez por todas

Cabalgo de regreso al reino mortal en busca de Hermes, por suerte no tardo demasiado en encontrarlo. Se que Hades va a seguirme pero no me importa. Soy una diosa mi voz no será un susurro nunca más.

- Majestad ¿A qué debo el honor de su visita? - El mensajero muestra su característico respeto, algo que me agrada

- Necesito que se envie un mensaje por todo el mundo y quien mejor que tú, el mensajero de los dioses - El dios asiente extendiendo un pergamino con rapidez

- Le aseguro que el mensaje será escuchado en todos los rincones del mundo. Desde los cielos hasta las profundidades del mar - Justo lo que necesito

- Diles lo que sucede cuando intentan destronar a la Reina del Inframundo. Diles lo que le paso a la Ninfa Minte cuando desafio a la Reina de Hierro - Mi reinado a comenzado

Perséfone Donde viven las historias. Descúbrelo ahora