XXV

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Deméter.

Fuerza

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Fuerza.

Mi hija se ha convertido en una tormenta, Perséfone defiende todos sus títulos.

Heredo la fuerza y la rabia que he portado.

Me opuse a su matrimonio, jamás pensé que mi hija fuese a casarse con un dios. Mucho menos pensé que se casaría con Hades.

Pero su felicidad vale más que cualquier cosa para mi, aún si tengo que aprender a dejarla ir.

- ¡Madre! ¡Tengo noticias para ti! - Perséfone camina hacia mi con una sonrisa en su rostro

- Mi pequeña ¿Qué sucede? - Mi hija se acompaña al lado de Hécate

- Me convertire en madre ¡Serás abuela! - No puedo creer lo que escucho, me deja sin palabras

Envuelvo a mi pequeña en un cálido abrazo, estoy segura que será la mejor madre del cosmos.

- Perséfone, mi pequeña ¡Estoy tan feliz por ti! - la felicidad de mi hija invade los campos que florecen con todo su esplendor

Esto merece una gran celebración, esta cosecha será recordada como la más abundante de toda la historia.

Y el nombre de mi nieto o nieta perdurará para siempre.

- Madre debo ir al inframundo, mi esposo debe conocer la noticia - A veces olvido que Perséfone reina el Inframundo

- Yo me encargaré de acompañar a Perséfone con bien hasta su palacio - Hécate me da una sonrisa tranquilizante

He sentido miedo desde el primer momento en que mi hija puso un pie en ese reino, el Tártaro y sus profundidades albergan las más malvadas criaturas.

Las cuales no pensarían demasiado en hacerle daño a Perséfone, quien ahora corre más peligro siendo la madre del próximo herdero o heredera del Inframundo.

Con un abrazo me despido de mi hija, agradeciendo a Hécate quien ha apoyado a Perséfone con su nuevo rol como reina y a mi desde el momento de su rapto.

Pero sin perder más el tiempo debo esparcir la noticia por el Cosmos, el nacimiento de un dios o diosa es un acontecimiento importante.

Los mortales temen a mi hija desde el momento en que se deshizo de la molestia llamada Minte. La llaman la reina de hierro pues temen decir su nombre en voz alta.

Jamás iba a dejarse pisotear de una usurpadora. Perséfone es sangre de mi sangre, somos diosas nosotras no susurramos.

Nosotras gritamos.

- ¡Mis súbditos este día una gran noticia ha llegado a mis oídos! ¡Mi hija se convertirá en madre! ¡La primavera conocera a su heredero o heredera! - Desde lo alto de mi templo doy a conocer las noticias

Desde las ninfas más jóvenes hasta los maliciosos sátiros, los festejos son bienvenidos para las criaturas de mis tierras consagradas.

Hermes es el dios indicado para dar la noticia a todos los Olímpicos, así que debo buscarlo.

Su residencia en el Olimpo es fácil de encontrar, dejándome ver al dios de los pies alados.

- Necesito enviar un mensaje a todos los dioses y hombres, Hermes. Hazlo un decreto real para mi culto - La pluma dorada del dios brilla frente a nosotros

Los decretos de los dioses para su culto son especiales, inquebrantables por cualquier otro dios.

- ¿Qué será ordenado, Deméter?

- Ordena que al final del otoño se haga una nueva ofrenda, a nombre del nacimiento de mi nieto o nieta. Haz conocer a los dioses que la tierra y el Inframundo esperan un nacimiento - El joven dios escribe con premura, retirándose a esparcir mi mensaje

Mi hija hizo saber su poder hace algunos días, el cosmos sabrá que su retoño es tan fuerte como ella, y quien se atreva a dañar o desafiar su nombre perecerá la ira de sus padres y de su abuela.

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