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Hades

Este será tu reino, ahora serás rey del inframundo

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Este será tu reino, ahora serás rey del inframundo. Habían pasado siglos desde que escuché esas palabras, mis queridos hermanos se repartieron la tierra a su gusto y dejaron en mi la tarea difícil.

Empiezo a creer que no fue un error, después de todo ellos son unos imbeciles. Perderían el reino en cuestión de horas.

Zeus mi adorado hermano, el padre de los dioses, soberano del cielo y mil títulos de mierda que adornan su nombre pero dejando de lado el más importante.

Padre de bastardos.

No es un secreto que Zeus tiene más bastardos que dedos en sus manos, que su matrimonio se va a la mierda y probablemente su reino también. Pero nada de eso le interesa lo único en su vida son las tetas y el vino. Hera cada día se vuelva más infeliz y eso terminará por joder la estabilidad del Olimpo.

Luego tenemos a mi hermano Poseidón, solía decir que las mujeres del Olimpo era bellas pero malditamente locas. Decidió casarse con Anfítrite una de las preciosas hija de Océano, aunque todos esperaban que desposara una diosa olimpica.

Empiezo a creer que tenía razón, están locas.

La gente común cree que los 6 traidores son hermanos en todo caso Zeus, Poseidón, Hestia y yo lo somos. Hera y Deméter fueron doncellas que servían a mi madre, sus favoritas en realidad, las adora como si fueran sus hijas. Eran todo lo que tenía cuando el lunático de Cronos nos tragaba como pan del desayuno.

Pero para Cronos nada era imposible así que decidió tragarlas a ellas también quitándole una de las últimas esperanzas a mi madre.

Ganamos la guerra, se repartieron los reinos y todos empezaron a sentar cabeza. Todos menos yo. El rey del inframundo, el dios de la muerte nadie espera que sienta afecto o sentimiento alguno por alguien.

Pero siglos de trabajo tratando de mantener el inframundo estable no es nada fácil, me aleje de todo lo que tuviera que ver con reuniones, fiestas olímpicas y esa clase de porquerías.

La gente no me adora en bonitos templos soy la muerte y lo oscuro para ellos, los dioses hablan de mi cuando no los estoy observando. Soy el raro dios que huele a muerte y sufrimiento.

Lo cierto es que la soledad y la monotonía se vuelven viejas cadenas que aprendes a amar.

Mis hermanos siempre dicen que debería de tener una reina, es fácil decirlo cuando eres el soberano del cielo o del mar lugares lindos y llenos de vida. ¿Qué mujer quisiera ser la reina del inframundo?

Exacto, ninguna.

Hay ninfas que han tenido valor de coquetearme, pero ninguna lo logra. Nunca llenan el vacío que tengo, es estúpido admitirlo pero la soledad y el sentimiento de vacío me han perseguido las últimas décadas.

Ser el monstruo en las historias de los mortales, la idea de que el inframundo esta lleno de fuego y sangre y será así por la eternidad, es parte de lo que cargo conmigo cada que soy visto.

Solía ser un dios poderoso y respetado, ahora solo soy palabras arrastradas en el viento que causan miedo y dolor.

Perséfone Donde viven las historias. Descúbrelo ahora