XXVII

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Perséfone.

Macaria

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Macaria.

El nombre que Hades y yo hemos decidido para la princesa del Inframundo. Observo mi reflejo, mi abdomen se nota ya luego de seis lunas de espera.

Nacerá pronto y todo debe de estar preparado para nuestra pequeña niña.

Hace una luna regrese al Inframundo, mis deberes terminaron por ahora y mi madre se encarga de la cosecha iniciando el ciclo del invierno.

Tres meses de otoño y tres meses de invierno donde estoy al lado de mi esposo, reinando el Inframundo.

O al menos haciendo un intento de ello.

Desde que Hades sabe de mi embarazo su actitud sobreprotectora salió a la superficie y apenas hago la mitad de mis deberes como reina.

- Te ves hermosa, mi reina - Hades irrumpe mis pensamientos haciendome sonrojar

Estamos casados pero eso no impide que me haga caer por él como si fuera la primera vez que nos vemos.

- ¿Aún con éstas fachas? - Una sonrisa cruza por su rostro y se acerca rápidamente a mi para besarme

- Te ves radiante de cualquier forma, y te verás aún mejor como la reina que eres en el banquete de esta noche  - ¿Banquete? No esperamos invitados o yo sería la primera en saberlo

- ¿Banquete? Nadie me informo que tendríamos invitados - Hades me da una sonrisa llena de malicia

- Oh no, no tenemos invitados mi reina. Tendremos prisioneros - No sabía que se les ofrecia comida y bebida a los prisioneros en el Inframundo

Atenea tenía razón al decirme que todos los días aprendemos cosas nuevas.

- No soy la diosa de la sabiduría, pero estoy completamente segura de que a los prisioneros no se les hace banquetes - Sin querer me río de mis propias palabras

- Ciertos intrusos trataron de escabullirse para raptarte, algo irónico ¿No crees? - Por los dioses ¿Raptarme? No se podría ser tan estúpido

Nadie a parte de Hades tiene tal valor.

- ¿Cómo es qué no me di cuenta de esto? - Jamás me entero de nada, empiezo a avergonzarme

- Verás mi pequeña flor, son unos simples mortales. No pertenecen a este reino y como su rey lo note enseguida, ellos creen que los trato como huéspedes y que seré tan tonto para descuidarme mientras ellos ejecutan su plan de raptarte - Fui un trofeo para los dioses y ahora lo soy para los mortales

- Pude haberlos detenido yo misma, necesitan saber que la reina del Inframundo no es un montón de dracmas o joyas para robar - Mi ira fluye mientras Hades me observa embelesado

- Claro que lo sé, mi reina pero no puedo permitir que tu o nuestra hija se pongan en peligro - Mi esposo me dedica una sonrisa y la pequeña Macaria se mueve en mi interior

- Dioses, no sabes cuanto te amo Hades -

El lino negro cubre mi cuerpo en un hermoso vestido digno de una reina, las velas arden en el gran comedor y dos jóvenes mortales observan todo a su alrededor

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El lino negro cubre mi cuerpo en un hermoso vestido digno de una reina, las velas arden en el gran comedor y dos jóvenes mortales observan todo a su alrededor.

Se hacen llamar Teseo y Pirítoo.

Sus miradas se posan sobre mi sin ningún respeto mientras mi esposo finge cortesía a nuestros "invitados" que al parecer no sospechan lo que les espera.

Los sirvientes mueven nuestras sillas y al momento en que todos tomamos asiento los mortales se quedan pegados a las mismas.

Serpientes obedeciendo a Hades se enroscan en sus piernas atrapandolos más en su trampa y hago un poco de mi presencia enrollando finas enredaderas de rosas alrededor de sus manos, las espinas amenzando con cortar sus brazos.

- ¿En serio creyeron que dos mortales podrían secuestrar a la reina del Inframundo?  - Hades se pasea con tranquilidad por el salón dándome una sonrisa tranquilizadora

Yo soy Perséfone, diosa del la primavera, reina del Inframundo, la que trae la muerte. Los mortales me llaman la reina de hierro por temor a mi nombre, pero antes que todo eso soy una mujer no un pedazo de oro que pueda ser robado - Los mortales tiemblan ante mi, dandome poder

- Deseaba pretender tu mano, hija de Zeus - Pirítoo habla con cinismo

No soy hija de Zeus, no por sangre al menos. Solo por bendición del rey de los dioses y antes que eso soy hija de Deméter.

- Tómenlos, llévenselos a los calabozos. Estarán encadenados hasta que a mi y a mi esposo se nos plazca - Sin dudar un segundo los guardias obedecen a su reina

Jamás voy a ser un premio que los hombres traten de ganar por la fuerza.

Jamás voy a ser un premio que los hombres traten de ganar por la fuerza

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Hola a todxs tengo dos cosas que anunciarles:

- Hemos llegado a las 10 mil lecturas y no podría estar más agradecida con cada una de las vistas, comentarios que me hacen reír y amar lo que escribo para todxs ustedes. Nada de esto lo podría haber logrado sola.

- La historia esta a pocos capítulos de terminar pero no se preocupen queda mucho que contar sobre la vida posterior de los reyes del Inframundo y su descendencia. Habrán sorpresas al final, espero les gusten.

Sin más besos para todxs.

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