CAPÍTULO UNO.

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Regresó a su casa después de un día estresante de clases, su casa ya no se veía más como la recordaba, sus mejores años habían pasado. Ahora había botellas de alcohol y latas de cerveza por doquier, además de eso, su madre también había cambiado. Anthony se había encargado de echar a perder a la mujer correcta y responsable que la había criado. Su corazón dolía cuando pensaba en aquellos tiempos, y le dolía más el saber que Thomas, su hermano pequeño, tenía que sufrir por una madre ausente y alcohólica.

Escuchó la puerta abriéndose detrás de ella, odiaba demasiado que Anthony viviera en el hogar donde una vez su padre reinó, el hombre no era nada comparado con el rey que era su padre, ¿En qué momento su madre se había fijado en él?

— Regresaste —dijo Anthony, podía sentir el aliento alcohólico golpeando su nuca.

No respondió, sus insinuaciones solamente la asqueaban más de lo que ya él lo hacía, se adentró en la habitación de su hermano, estaba dormido y ajeno a todo el desastre que tenía su madre en la sala de estar. Acarició sus cabellos, sus hermosos y bien definidos rizos se enrollaban fácilmente en sus dedos, besó su frente un par de veces, ella iba darle todo el amor que le faltaba de su madre.

— Alice regresó —murmuró su hermano, sosteniendo su rostro entre sus manos.

— Regresé, ¿Tienes hambre?

— ¡Sí!

— ¿Quieres un enorme y obeso sándwich de jamón con papas?

— ¿Obeso de queso?

— ¡Obeso de queso! —dijo, levantándose de la cama y corriendo a la cocina—. Pero va a ser mío, ¡Voy a comerme todas las papas!

El par de pies de su hermano corriendo detrás de ella le hinchaban el corazón de alegría, Thomas era lo único que la tenía en aquella casa, ella no podía dejarlo solo en ese infierno, pero tampoco podía llevárselo.

Preparó papas fritas y un sándwich ante la atenta mirada de su hermano, cuando lo sirvió, Anthony, quien caminaba en ropa interior por la casa, tomó un puño de papas de plato de su hermano. Aquello lo molestaba, aborrecía al hombre, era asqueroso y sucio, le daba tanto asco que no quería si quiera que se le acercara al pequeño.

— Déjalo en paz, Anthony —dijo, se escuchaba molesta.

— Sólo es una papa, cariño —el hombre alzó las manos en disculpa y salió de la cocina.

— Come Tho, iré a ver si mamá ya ha comido.

Su hermano se encerraba en sí mismo cada vez que Anthony estaba cerca, ella sabía que el hombre era un peligro para el menor y por ello trataba de mantenerlo alejado de él tanto como le era posible, la hermana de su padre se encargaba de recogerlo en la guardería y de cuidarlo hasta que ella iba a recogerlo pero un día a la semana era su propia tía quien tenía que llevarlo a la casa con su madre, eran aquellos los días más estresantes y preocupantes para ella; no quería que Thomas viera a su madre perdida en el alcohol o en no sabía qué más.

Se adentró en la habitación de Olivia, su madre, esta estaba de espaldas a ella, podía percibir que estaba molesta y preocupada pues sostenía sus cabellos fuertemente.

— ¿Qué pasa?

Inmediatamente, Olivia se giró escondiendo algo en su espalda, se acercó un poco, pero ella se alejó de inmediato, fue entonces cuando comenzaron un ir y venir, una intentando alcanzar lo que escondía y la otra tratando de alejarse rápidamente. Su estado siempre ligeramente ebrio cuando no lo estaba totalmente, le permitió alcanzar la prueba de embarazo que sostenía en su diestra. La miró mientras esquivaba su madre, su corazón se partió aún más de lo que ya estaba.

A L I C EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora