CAPÍTULO NUEVE.

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Aquella noche no había podido dormir, pensaba en lo que había pasado con Isaac en su camioneta, todo se sentía tan irreal, como si sólo hubiese sido un hermoso sueño, ¿En verdad aquel hombre tan guapo se fijaría en ella? No podía creerlo, ¿Qué tenía ella de especial? Por otro lado, había dado mil vueltas a la pregunta que Isaac le había hecho, él había dicho que iría lento con ella, que le ayudaría incluso con sus hermanos, Pero ¿qué pasaba si las cosas se complicaban o no funcionaban? ¿Y si se aburría de ella? ¿Y si se aburría de tener que salir con sus hermanos siempre que quería salir con ella? Además, si su madre llagaba a dar con ellos, tendría que irse para proteger a Thomas y a Lia, ¿Podría hacerlo? Aceptar a Isaac también significaba que tendría un ancla al pueblo... un ancla que, en el fondo, no tan en el fondo, ella quería.

Dio vueltas hacia todos lados, con las responsabilidades que ella tenía, su trabajo de todo el día, ella raramente podría verlo, ¿Y si las cosas no funcionaban por su culpa?

Se levantó temprano por la mañana, era incluso más temprano de lo que se tenía que levantar para comenzar su día, pero aprovechó que sus hermanos estaban dormidos para ponerse a limpiar la habitación, vio su celular en la cómoda a un lado de la cama, ¿En verdad valía la pena cargarlo con ella siempre? La única que podía llamarla era su madre, y, ciertamente, el leer sobre ella le causaba un dolor terrible que prefería evitar. Lo puso en silencio y lo lanzó al fondo del cajón, ella había comenzado una nueva vida en Bisen Hills, y si quería ser feliz ahí, tenía que olvidarse de su pasado.

Escuchó un par de toques en la puerta, vio a Ben en el pasillo, se veía molesto.

— ¿Pasa algo Ben?

— No es nada cariño, ¿Podrías abrir por mí hoy? Tengo que arreglar unos asuntos en la ciudad, debo salir ahora.

— Sí, puedo abrir, ¿En verdad no pasa nada?

Ben peinó sus cabellos hacia atrás, se veía exasperado y desconcertado.

— Te cuento después, ¿Sí? Llamaré más tarde para informarte si me quedo allá o regreso, sólo, por favor, abre por mí y encárgate, ¿Sí?

— No te preocupes, ve con cuidado.

Minutos más tarde, tomó a sus hermanos, aún dormidos, y los acomodó en la oficina de Ben mientras comenzaba a limpiar la cocina y las mesas, Kelly tocó el vidrio de la puerta que aún se encontraba cerrada.

— Buenos días Al, ¿Y Ben?

— Buenos días Kelly, tuvo que salir a la ciudad.

— ¿En verdad? —suspiró—. Dios, necesitaba pedirle permiso para salir un poco antes.

— ¿Todo bien?

— Sí, es sólo que mi abuelo tuvo una recaída, mi padre me pidió cuidarlo mientras trabaja.

— Ben me dijo que abriera, supongo que está bien si vas, Kelly, se trata de la salud de tu abuelo.

— ¿En verdad?

— Sí, yo hablaré con Ben cuando me llame.

Kelly no se veía del todo feliz, había notado eso mucho, era feliz mientras no hablaran de nada relacionado con su familia, en cuanto se tocaba el tema, su ánimo decaía visiblemente.

Limpiaron sin ningún inconveniente, las personas comenzaron a llegar para el desayuno, pudo ver a un par de personas conocidas que habían ido frecuentemente desde que llegó al pueblo, la señora Adams, por ejemplo, era una mujer mayor muy amable, siempre que Alice hablaba con ella, tenía algo nuevo que contarle acerca de sus nietos.

A L I C EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora