CAPÍTULO VEINTE.

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Bajó las escaleras detrás de su padre y del médico, sentía que su cabeza iba a explotar. Ellos habían regresado del hospital luego de que Alice se desmayara en sus brazos.

Vio a su padre sentándose en una silla alta en la cocina, peinando hacia atrás sus cabellos, sus ojos rojos llenos de lágrimas. Chris y Dominic estaban en un sillón, Frank estaba ligeramente recostado con Lia en su pecho, acariciaba suavemente la espalda de la hermosa niña mientras su mirada, también llena de lágrimas estaba perdida.

Esa imagen no la había visto desde hace algunos años, cuando les dieron la noticia de la muerte de su madre. Tragó el nudo en su garganta un par de veces hasta que no pudo más. Colocó sus manos en el respaldo del sillón y dejó salir todo el dolor y la desesperación que sentía. Él no había podido ayudar a Alice, había tenido que ver con impotencia cómo ella lloraba y se lastimaba a sí misma mientras trataba de alcanzar su casa.

Sintió una pesada mano en su espalda, lo acariciaba de forma que hacía que su dolor se hiciera un poco menos, aunque sabía que no podía pues jamás iba a olvidar aquel momento.

Thomas había muerto.

Aún no podía creerlo, sus piernas temblaron y se puso de rodillas detrás del sillón, llorando, Chris estaba a un lado suyo, apretando su hombro.

— Está bien que llores Isaac, sólo sácalo.

¿Cómo iba a hacer para ayudar a Alice a superar esa enorme pérdida? Su corazón dolía sólo de pensarlo, era una criatura inocente, le faltaba mucho, muchísimo por vivir y ahora ya no podía.

El médico bajó, limpió su rostro.

— Yo... necesito hablar con ustedes, pero no sé si sea el mejor momento.

Negó, se puso de pie.

— ¿Es importante?

— El médico en el hospital hizo algunos estudios, Alice tenía la presión baja.

— Él me dijo que le permitiera sacarle un poco de sangre.

Admitió, cuando habían estado en el hospital el médico lo había hecho consciente de eso, no prestó demasiada atención debido a que estaba preocupado por Thomas, por Lia.

— La dejaron venir cuando su presión se estabilizó, pero me dieron los resultados cuando avisé que venía hacia acá.

Observó al médico.

— ¿Está todo bien con Alice?

— Isaac, deben ir con cuidado con Alice cuando mencionen la muerte de su hermano —el médico negó—. No sé si sabías que tiene mes y medio de embarazo.

Apretó el puente de su nariz, dejando salir el aire por su boca. Él no lo sabía, en verdad que él ni si quiera sospechaba algo así, se dejó caer en el sillón. Sabía que Alice se iba a poner mal cuando le dijeran de frente que Thomas había muerto, las lesiones que Lia había obtenido.

— No lo sabía —admitió.

— Ella puede tener un aborto espontáneo, de hecho me temo que después de una noticia así, puede pasar en cualquier momento. Deben prestar atención en eso.

Asintió, no sabía qué más decir. Claro que se sentía feliz porque iba a ser padre con la mujer que quería, que se atrevía a decir que ya comenzaba a amar, con la mujer con la que quería estar, un bebé era una enorme bendición para él. Pero la sombra de la muerte nublaba toda felicidad que pudo sentir.

— Estaré al pendiente en mi teléfono por cualquier cosa, lo que sea, llámame, ella está durmiendo, no creo que despierte en un par de horas.

A L I C EDonde viven las historias. Descúbrelo ahora