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El viento rompía en mi rostro, le sentía quemar en mis pulmones y desordenar mi cabello, la velocidad de la calle, las ligeras vibraciones del volante y el rugir del motor me hacían sentir viva de nuevo, había extrañado tanto la sensación de emoción y la adrenalina que me traía mi querida Harley, tanto tiempo huyendo me habían hecho olvidar los pequeños placeres de conducir a altas velocidades.

Por otro lado los brazos de mi acompañante estaban aferrados a mi cuerpo con la suficiente fuerza para no caer, incluso diría que un poco mas de la necesaria, no iba a quejarme en realidad pero al empezar a sentir sus uñas clavarse en mi costado decidí intentar que se relaje.

~ Dash, abre los ojos!

~ Los abriré cuando bajes un poco la velocidad! - gritó ella y yo reí bajando la velocidad. -Dios.. Debí pensarlo mejor antes de pedirte dar una vuelta - dijo la chica para después recargarse en mi espalda y relajar sus brazos. 

~ Lo siento, creo que me emocione. - dije para después detenerme por la luz roja.

~ ¿Por que lo dejaste? - Preguntó ella por lo que yo dude un par de segundos en contestar.

~ Bueno, al mudarme y empezar con mi nuevo trabajo empecé a pensar en que sería mas útil un auto, de vez en cuando me tocaba llevar equipo o cierta utilería; en realidad no siempre hemos tenido los "lujos" por decirlo de una manera, que tiene este último en el que grabamos. - y aunque estoy segura de que aplique bien mi evasiva, ella insistió.

~ No me refería a eso, ¿por que dejaste de boxear?

Esa pregunta me jaló de vuelta a la realidad, de pronto la adrenalina y la emoción que me provocaba conducir mi Harley desaparecieron, dejando en su lugar una sensación de culpa y la necesidad de soltarla y volver a conducir mi hermoso Sahara. 

Mi corazón comenzó a acelerarse y mis manos a temblar levemente, advirtiéndome que debía alejarme de ese tema o volverían a pasar. 

~ Tu sabes por que lo deje - la luz cambio y muy a mi pesar acelere solo lo suficiente para continuar nuestro camino. -¿Donde te gustaría comer?- pregunte intentando cambiar el tema de conversación.

~ Sabes que tarde o temprano hablaremos de eso- dijo ella y yo mordí mi labio esperando que ella se rindiera con el tema.- Pero por ahora, se me antoja una pizza, ¿tu que dices?

~ Si, creo que una pizza esta bien, ¿algún lugar en especial? 

~ De hecho si - no veía su rostro debido a que obviamente al estar detrás de mi no me era posible pero de haber sabido a donde iba a guiarme le habría llamado loca y hubiera conducido de vuelta a casa.

[...]

~ ¿Cómo me convenciste de entrar aquí? - dije mientras picaba uno de los salamis de mi porción de pizza.

~ ¿Qué tiene de malo? -ella parecía contenta, la sonrisa satisfecha de su rostro la delataba.

~ Es un local para niños! 

No, literalmente era un local para niños, la música del momento llegaba a cada rincón del sitio, había un área de juegos en el que fácilmente entrarían 10 autos o incluso un poco mas del cual salía mas música, los niños corrían sin control no solo en su área de juegos, gritaban y algunas familias llevaban niños pequeños que lloraban y gritaban aun mas fuerte que los mayores, la mesa estaba pegajosa cuando llegamos y al ser una especie de comedor general, una familia de unas 15 personas se sentó al lado nuestro a celebrar el cumpleaños de un tal Kevin a juzgar por el nombre dibujado en el pastel que acomodaron a un lado mío.

~ Lo se, es bastante alegre ¿no lo crees? - dijo ella terminando su pizza - se que tal vez no sea lo tuyo pero podrías divertirte. - iba a darle otra mordida a mi porción pero la castaña tenia otros planes para mi - Ven! quiero probar un juego contigo.

Maldita coincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora