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La cena había sido extrañamente agradable para casi todos en la mesa a decir verdad, Dasha había quitado su expresión de los últimos días o al menos de las ultimas veces que nos hemos visto, mis hermanos reían y compartían entre ellos mientras incluían de vez en cuando a mis padres y a Beth en su pequeña conversación, Oli y Beth conversaban entre ellas, por lo que traduzco, de lo que hablaba una pareja a dos mesas de nosotros.

Y yo, bueno, yo miraba todo desde un extremo de la mesa, de vez en cuando dedicando pequeñas sonrisas por pura cortesía a mis invitados y mirando mi celular que no había parado de vibrar desde que me senté, no reconocía el numero y en realidad no pensaba contestar hasta que me viese en alguna situación incomoda donde esa llamada me ayude a escapar, solo espero que sea tan "oportuna" como hasta ahora.

Hice a un lado el teléfono, confiando en que si fuese trabajo o algo realmente importante contactarían a Oli o a Taylor, quien a final de cuentas le llamaría a Oli, ya que Taylor sabe que yo casi nunca contesto mi teléfono.

~ Oye Alisson y a todo esto, querida - comenzó mi madre llamando la atención de todos los presentes - ¿volviste a pelear o es que acaso tu cara ya ha quedado así? - creo que debería ofenderme. - Sin ofender, por supuesto. - ah claro.

~ Tuve un accidente hace algunas semanas, me emboscaron y apuñalaron pero estoy bien, solo robaron un par de cosas, gracias por preguntar, Antonella. - conteste con educación y llamando la atención de mi padre quien me miro sorprendido, tal parece que no notaron a la prensa escondida fuera de mi casa.

~ Soy tu madre Alisson, no tu amiga, no puedes llamarme así, me debes respeto, jovencita. - dijo ella con una copa de vino en su mano derecha, era claro que ella vería inadecuado que le llamase por su nombre.

Sin embargo, la sangre me hirvió de inmediato, ¿Cree que le debo respeto? Hasta donde sé el respeto es algo reciproco, algo que aprendí por mi cuenta y no gracias a ella y su inexistente educación.

Vamos! ni si quiera tendría esa copa en las manos o un lugar donde alojarse de no ser por mi ayuda! y ahí estaba ella, sentada con arrogancia y una estúpida sonrisa que de no ser mi madre le borraría en este instante si saben a lo que me refiero, no soy una persona que acuda a la violencia con frecuencia pero hay ocasiones en que ese impulso se hace presente.

~ Y yo tu anfitriona y quien pagara la cuenta de tu costoso New York al horno y ese Syrah que tanto parece gustarte ya que no has dejado de beberlo desde que abrieron la primer botella ¿No es así, Antonella? - pregunte para después beber un sorbo del ya nombrado vino - tienes gustos caros en vinos considerando tu falta de educación al tratar de esa manera a quien te esta dando posada sin cobrarte un solo centavo - continúe jugando con la copa - Sin tomar en cuenta tus tratos de hace algunos años, de los cuales por cierto, aun no escucho una disculpa, no al menos de tu parte.

La mesa quedo en un total silencio todos daban rápidas miradas de mi madre a mi y de mi a mi madre, no me arrepiento de nada, es lo que tenia que decir y si traerá algún nuevo conflicto familiar pues que venga.

Lo espero con todo lo que tenga, no dejare que me humillen una vez mas, no después de todo lo que he logrado, no después de ser la mujer mas realizada y codiciada de su momento, no soy alguien que se deje llevar por su fama o por cuantos ceros hay en su cuenta bancaria pero si es quien debo ser para que esa mujer me respete lo seré.

Siento mucho que mis hermanos y amigos tengan que conocerme de esa manera pero esa mujer siempre saca lo peor de mi.

~ Disculpe señorita - llame a una de las chicas de blusa blanca que nos había estado atendiendo - Creo que estamos listos para ordenar el postre. - dije con tranquilidad.

[...]

3:20 a.m.

Me encontraba sentada en la silla de mi escritorio con los pies sobre mi cama donde Olivia dormía plácidamente, incluso podía escuchar un ligero ronquido, así de dormida estaba la chica. ¿Qué por que no duermo con ella? fácil, no puedo dormir en mi sitio ya que he molestado a la "señorita educación" y su postre no fue lo suficientemente bueno como para hacer que se le olvide, culpo al restaurante y a su horrible olor a mariscos, ya que en realidad el pay de limón no tenia nada de malo, yo misma lo probé pero todo estaba impregnado de ese fuerte olor a mar.

Maldita coincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora